Para elaborar dilemas morales que podamos debatir en el aula, hemos de tener en cuenta algunas recomendaciones, en cuanto a sus elementos, y en cuanto a las fuentes de donde podemos extraerlos.
a) Elementos
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El personaje: El personaje principal que protagoniza el problema debe aparecer claramente delineado, para favorecer la identificación con él.
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Las circunstancias: para que el juicio ético sea ponderado, el dilema debe explicar claramente todas que concurren en el caso planteado, pues si el alumno no posee suficiente información, su decisión corre el peligro de ser errónea. Aunque, como ya indicamos, esto no sucede con los dilemas incompletos.
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Clase de dilema: Es preferible elegir dilemas reales al comienzo de nuestra práctica, ya que, al ser más cercanos a nuestros alumnos, esta mayor implicación les facilita que puedan contar con su experiencia como elemento de juicio, al lado del razonamiento discursivo. Su mayor grado de realidad los hace, evidentemente, más fáciles de trabajar. Cuando dominen ya la práctica, podremos plantear dilemas más hipotéticos y abstractos. Estos dilemas reales podremos sacarlos de la propia vida cotidiana de los alumnos, de los medios de comunicación, de textos con valores como los que expusimos más arriba, etc.
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Alternativas: es necesario plantear claramente todas las posibles soluciones y su grado de legitimidad.
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Naturaleza: Los sucesos deben estar centrados claramente sobre cuestiones de valor moral.
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El profesor: El docente debe asegurarse de que los alumnos entienden claramente la naturaleza del dilema, sus circunstancias y las posibles respuestas que propone.
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Toma de decisión: El dilema debe plantearse con preguntas del tipo: ¿Es correcta la decisión de X?, o ¿Qué habrías hecho tú en el lugar de X?
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Dinámicas de grupo: Podemos utilizarlas para favorecer el intercambio de opiniones, pero teniendo en cuenta que no estamos ante una terapia de grupo, y lo que realmente importa no es la vida personal de los participantes.
b) Fuentes
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Textos con valores: Muchos textos con valores ( cuentos, fábulas, parábolas, poemas, etc.) pueden ser utilizados como verdaderos dilemas, si nos interrogamos por el mensaje ético que plantean.
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Casos de la vida real: Indudablemente, los dilemas inspirados en hechos de la vida cotidiana, o extraídos directamente de ella, son los mejores para plantear a nuestros alumnos, porque su cercanía emocional y sentimental, además del conocimiento previo que tienen de estos dilemas por su propia experiencia, les favorece la necesaria “empatía” para involucrarse más en su resolución. Un caso especial de dilemas reales son aquellos que ilustran situaciones conflictivas de la vida escolar.
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Los medios de comunicación: Los medios de comunicación nos pueden proporcionar también casos basados en la realidad, aunque ésta sea más lejana a la que vivan nuestros alumnos, que en muchos casos será improbable que experimenten esos conflictos. Sin embargo, el hecho de que hayan ocurrido realmente les añade una motivación extra sobre aquellos dilemas más abstractos e hipotéticos. En este sentido, la prensa puede ser una fuente de gran riqueza a la hora de proporcionarnos casos para nuestros debates en el aula.