Ayer, día 10 de junio de 2022, pude disfrutar en el cine Ciutat de Palma de Mallorca del estreno del documental The big reset. La película intenta argumentar una conspiración social mundial. Los grandes entes, financieros y empresariales, con la Fundación Gates a la cabeza, las decisiones de la OMS, la investigación científica oficial, multinacionales y otros similares se ponen en entredicho, interpretando una corrupción intelectual y política dentro de estos foros. En la bella ciudad grisona de Davos (Suiza) se reúnen anualmente un grupo de grandes magnates y mandatarios. Su organización no responde a criterios políticos democráticos, es decir, ponentes y representantes elegidos por los pueblos, sino que, desde la misma organización, se eligen los que deben proponer y participar en el foro. Klaus Martin Schwab, empresario alemán y experto en ciencias económicas, fundó en 1971 el mentado Foro Económico Mundial (Word Economic Forum). El arquetipo de Schwab es modificar el orden mundial, de manera que sólo un gobierno, un ente con poder, dirija y controle el mundo. Cree que las democracias están caducas, que la economía necesita un concierto y que la población debe disminuirse. Las grandes instituciones como el Banco Mundial, el Banco Central Europeo, el Fondo Mundial Internacional, grandes multinacionales y otras organizaciones similares tienen cabida en este foro. Evidentemente, no se convoca a los sindicatos ni a organizaciones cívicas o sociales, ni a científicos ni filósofos cuya tesis sea contraria o crítica a la visión schwabiana.
La propuesta de Schwab es, precisamente, el "The big reset", que da título a la película ("El gran reinicio"), como si el mundo fuese un gran computador con programas y elementos que fallaran, que no funcionaran, y al cual apretando un botón pudiera volverse a ordenar todo (si es que alguna vez el mundo hubiera estado ordenado). El Planeta siempre ha estado lleno, repleto, de situaciones trágicas, o al menos dramáticas. Las guerras no han parado. Los pueblos pobres se han vuelto más pobres e indómitos. Sólo los países de Occidente, los países supuestamente ricos, estuvieron controlando el mundo después de la Segunda gran guerra. Pero estamos en unos tiempos en que los USA y sus aliados tienen miedo de perder el control. Como ya alguien ha dicho, no existe la bipolaridad de los años sesenta, setenta y ochenta del siglo pasado. Al caer la Unión Soviética, los Estados Unidos se hacen con la unidireccionalidad, dominando a Europa y, en consecuencia, al mundo, así como a la ONU; y, por supuesto, a la OTAN. Sin embargo, desde hace unos años, los grandes USA están perdiendo, parece ser, su capacidad para dirigir el Planeta. Ahora no hay bipolaridad, dos polos opuestos que dominan, sino que se ha producido una reacción multipolar, de muchos focos de acción, que naturalmente ponen en peligro la unipolaridad estadounidense. Por ello, la CIA, los grandes bancos, las farmaceúticas, los medios de comunicación se unen bajo una asociación privada, poniendo sus enormes recursos en ella, para intentar bloquear esta diversidad de opiniones, ideas, críticas, visiones que van surgiendo desde los focos más sensibles y más despreciados por la sociedad dominante y alienada.
El documental, pues, llega a decirnos que estas grandes corporaciones se han unido para, de alguna manera, detener, inmovilizar este descontrol que pone en peligro su potestad y, naturalmente, su existencia, sus beneficios, tanto de influencias como de recursos financieros y económicos.
El virus, la pandemia que desde 2020 estamos sufriendo, que está afligiendo a todo el Planeta, no sería más que un ensayo sobre la población mundial, un sondeo, un experimento para ver cómo, de qué forma, ir eliminando gente e ir controlando la que queda. La hipótesis del film es trágica; casi diría que la cinta podría formar parte del género de terror. La suposición nos lleva a pensar, a través de los experimentos y argumentos del documento, que en las vacunas contra el covid se han introducido elementos de nanotecnología que ha afectado, o con la intención de afectar, al ácido ribonucleico (ARN); de éste al ácido desoxiribonucleico (ADN); y de ahí al genoma De tal manera que se intentaría controlar el sistema neuronal, al efecto de que, en un futuro, se pudiera controlar la conducta humana Si eso es cierto, olvidémonos de la libertad personal, de los derechos fundamentales, por muy escritos que estén en los códigos básicos, en los estatutos y constituciones; olvidémonos de la esperanza o de la ilusión, pues todo nos estará programado, diseñado. La reflexión está servida. Quienes quieran cavilar, podrán ahora hacerlo. Si pueden, vean The big reset, luego opinen. Muchas gracias.
M.Palou-Bosch. Hipatia, C.I.
HIPATIA, Centro Intercultural
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.