Pañuelazo Celeste en el INADI

Existen un sinnúmero de formas de discriminación. Por edad, por orientación sexual, por origen étnico, por discapacidad, por clase social, por creencia religiosa; pero de todas ellas la más peligrosa, es sin duda, aquella que se personifica en el Estado.

Desde el año pasado, el INADI -Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo- se encuentra embanderado completamente por pañuelos verdes que simbolizan el reclamo por la legalización del aborto. Con consignas como “será Ley” colgadas en los balcones que dan a Av. de Mayo 1401 desecha la imparcialidad y el mismísimo Estado toma parte, arbitrariamente de una disputa ideológica que divide la sociedad. Ridícula y paradójicamente, en Argentina, la Institución que debiera combatir la discriminación es el misma que la profesa.

Así lo reflejó la ampliación de la denuncia presentada el 5 de febrero de 2019 por el Dr. Elías N. Badalassi ante el mismo INADI: se “discrimina claramente a los niños por nacer y al sector de la sociedad denominado provida. (...) Siendo (el INADI) un organismo estatal, se encuentra más que cualquier otro, obligado a respetar la vida desde la concepción a causa del principio de legalidad que rige en el Derecho Administrativo Argentino, principio el cual todas las instituciones del sector público se encuentran obligadas a respetar”.

Días después de realizada la denuncia, aparecieron más personas dispuestas a adherir al reclamo que habían iniciado los Dres. Carlos Lionel Traboulsi y María Alejandra Muchart, solicitando el inicio de un sumario administrativo, el retiro de los pañuelos verdes de la fachada interna y externa del edificio y la recolección de testimonios para una presentación formal ante la Justicia Penal.

Pero la resistencia a este injusto avasallamiento estatal no terminó ahí. El viernes 15 de febrero un grupo conformado especialmente por jóvenes decidió manifestarse frente al edificio de manera pacífica. Durante más de tres horas, la esquina de Av. de Mayo y San José se llenó de pañuelos celestes, carteles expresando el rechazo y cánticos a favor de la vida al ritmo de los redoblantes.

Lamentablemente, la forma cobarde de las autoridades de afrontar esta situación fue pegar un cartel en la puerta declarando “Asueto por corte de luz”; mientras desde las ventanas se veían televisores y lámparas prendidas.

El pañuelazo frente al INADI fue simplemente otra muestra más del poder que tenemos. La sociedad argentina se niega a naturalizar la fragmentación del tejido social. No existen ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda y el Estado es responsable de garantizar esa igualdad. Alzamos la voz para defender la vida y buscar soluciones más humanas a las problemáticas sociales, para pedir el respeto irrestricto de los derechos humanos, para rechazar la cultura del descarte y también lo hicimos y lo seguiremos haciendo para desterrar la discriminación como forma de castigo a la libertad de pensamiento.