Foto: Cartel de la proclamación de la República Soviética de Baviera, Museo de la Ciudad de Munich.
La Alemania del periodo de entreguerras (1918-1939) fue una etapa muy convulsa y violenta. La derrota alemana y la humillación que supuso el Tratado de Versalles, trajo consigo la caída de la monarquía alemana y la creación de la República de Weimar, marcada por las revoluciones y golpes de estado que hizo un compendio de grupos armados, de izquierda y de derecha, por todo el país. Generándose un caos político y social que favoreció enormemente el ascenso de Adolf Hitler al poder. Entre éste desorden de anarquía y violencia, nació por un tiempo muy limitado la República Soviética de Baviera.
Para poder comprender estos hechos, es necesario trasladarse brevemente a los últimos años del periodo conocido como la «Paz armada» (1871-1914), que fue la carrera armamentística iniciada por las potencias europeas que condujo a la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Durante éste periodo se produjo la industrialización y modernización europea. En los principales países que se encaminaron hacia la «Gran Guerra», el desarrollo armamentístico, tecnológico e industrial; trajo consigo la vulneración y el abuso a la clase obrera, lo que trajo consigo que proliferaran los movimientos marxistas que exigían un mejor trato y un respeto por sus derechos.
En junio de 1889, nació en París la Segunda Internacional, una organización mundial integrada por movimientos socialistas, laboristas, socialdemócratas y otros grupos de ideología marxista, además del sector socialista del sionismo (muy extendido entre los judíos rusos que sufrían pogromos con frecuencia); cuyo objetivo era la unión de la clase obrera mundial para proteger sus derechos laborales y sociales. Sin embargo, cada grupo tenía plena independencia de actuación en sus respectivos países, aplicando su visión individual de los escritos de Karl Marx.
A medida que las tensiones, las crisis y los conflictos generados durante la «Paz armada» fueron caldeándose, y se hacía cada vez más factible el estallido de la beligerancia global; la Segunda Internacional empezó a fracturarse en dos ramas principales: los movimientos que abogaban por el internacionalismo obrero y los movimientos que estaban sujetos a los intereses del estado-nación.
Dentro de estas dos ramas nacieron los movimientos pacifistas que intentaron boicotear la Primera Guerra Mundial, haciendo llamamientos a los obreros de todo el mundo a desobedecer a sus élites políticas, y que la clase baja mundial no combatiera entre sí en las trincheras. Otros grupos hicieron un llamamiento a los obreros de sus respectivos países a luchar por su patria, y otro sector creyó que la guerra era la oportunidad perfecta para hacer la revolución y fundar un estado proletario.
El 28 de julio de 1914 estalló la Primera Guerra Mundial, lo que supuso el fracaso y la disolución de la Segunda Internacional, aunque los grupos pacifistas e internacionalistas continuaron formándola hasta desintegrarse definitivamente en 1919.
El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD, siglas en alemán), fue uno de los movimientos marxistas alemanes más importantes de la Segunda Internacional. La cúpula del SPD apoyó la entrada de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Esto supuso que en las filas del partido se produjeran escisiones, que se agravaron aún más conforme la guerra se fue alargando.
En 1916, las matanzas en los campos de batalla supusieron que se ampliara el límite de edad para la llamada a filas. Millones de hombres más jóvenes y de edad más avanzada empezaron a engrosar los ejércitos en las trincheras. Las economías de los países contendientes fueron dañándose, el hambre empezó a afectar seriamente a los civiles y, con ello, el descontento social fue materializándose.
El Imperio Alemán empezó a tambalearse, no podía afrontar los gastos y sacrificios que estaba suponiendo una guerra que, según la propaganda, debió haber acabado en Navidad de 1914.
En 1917, los sectores pacifistas y revolucionarios del SPD abandonaron el partido, naciendo de esta forma dos de las principales escisiones: la Liga Espartaquista (liderada por Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo. De éste movimiento nació el Partido Comunista de Alemania), y el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania (USPD, siglas en alemán).
El USPD se creó el 6 de abril de 1917, a partir de distintos grupos que entre 1915 y 1916 abandonaron o fueron expulsados del SPD por estar en desacuerdo con los líderes del partido. Hugo Haase fue nombrado primer presidente de la coalición, en la que formó parte la Liga Espartaquista, que conservó su independencia dentro de la alianza.
Entre los militantes del USPD hay que destacar al periodista bávaro de origen judío, Kurt Eisner, destacado por su carrera como editor en diversos periódicos alemanes, como el prestigioso Frankfurter Zeitung, el Vorwärts o el Fränkische Tagespost. Aunque Eisner tuviera ideas pacifistas, con el paso del tiempo, su opinión empezó a tornarse en un pacifismo revolucionario. Creyó que para poner fin a la participación alemana en la Primera Guerra Mundial la sociedad alemana debía derrocar a la monarquía y firmar la paz.
A finales de 1917, Eisner fue detenido por intentar incitar una huelga de trabajadores de municiones, con la que hubiera saboteado por completo a la industria armamentística del país. Fue declarado culpable de traición a la patria y encarcelado en la Prisión Stadelheim. En octubre del año siguiente, 1918, fue liberado durante una amnistía con la que el káiser Guillermo II intentó aplacar en vano el descontento popular.
El 29 de octubre de 1918, los marineros de dos buques de guerra, anclados en Wilhelmshaven, se negaron a zarpar para combatir contra la flota británica en el canal de la Mancha. El motín fue rápidamente sofocado, porque las demás unidades del puerto no participaron, pero durante el traslado de los presos a la base naval de Kiel, el rumor de la revolución se extendió entre los marineros de la base de Kiel, quienes extendieron la noticia entre la población civil, que se manifestó en apoyo de los amotinados. Las autoridades abrieron fuego contra los manifestantes, lo que originó la Revolución de Noviembre de 1918.
En Baviera, al saberse que en Kiel se estaba produciendo un levantamiento popular, Eisner organizó la revolución; formando un frente común con los espartaquistas, con el SPD, y con distintos grupos anarquistas y de ideología marxista. El 4 de noviembre, dieron comienzo las manifestaciones y los disturbios por todo el país.
El 7 de noviembre de 1918, con motivo de la celebración del primer aniversario de la Revolución Rusa, una enorme multitud respondió a la llamada de una huelga general y se concentró en el extenso prado de Theresienwiese de Munich. Las horas pasaban, las noticias que llegaban de Berlín transmitían que la convocatoria de la huelga había sido un éxito. En Munich, conforme pasaba el tiempo, la multitud fue aumentando, ya no eran solo los movimientos de izquierdas los que se concentraban en el Theresienwiese, sino excombatientes y consejos obreros ajenos a estos grupos.
El Imperio Alemán estaba compuesto por pequeños estados que conservaban su élite noble ancestral. Por aquel entonces, Baviera era una monarquía regida por Luis III, quien estaba de caza en el Englischer Garten, y tardó mucho en ser localizado y recibir la información de lo que estaba sucediendo en el Theresienwiese.
La noche de ese mismo día, coincidiendo con la proclamación de la república en Berlín, Eisner proclamó la República de Baviera y el estado libre bávaro, sobre el que se asentaría la actual composición federal bávara dentro del estado alemán.
Mientras tanto, Luis III abandonó Munich huyendo hacia Tirol, escondido en el maletero de su coche.
El 8 de noviembre fue uno de los días más tensos de la historia de Alemania, las concentraciones se agolpaban exigiendo la república en todos los territorios del país. Tras muchas deliberaciones, el káiser, para evitar una sangrienta guerra civil, decidió abdicar al día siguiente y abandonar el país.
En Luis III de Baviera cayó la regencia del imperio, quien abdicó una hora después de de Guillermo II y continuó con su huida hacia el extranjero. Como si se tratara de una fila compuesta por fichas de dominó, uno a uno, los pequeños principados y ducados alemanes fueron cayendo, abdicando y abandonando sus respectivos territorios, proclamándose la república en todos ellos. Sin embargo, pese a que el objetivo de la nobleza era evitar una guerra civil, a partir del 9 de noviembre se iniciaron una serie de revueltas y revoluciones por todo el país, generándose el caos en un torbellino de violencia.
Los inicios de la República de Baviera fueron muy complicados. Los aliados de Eisner se fragmentaron, cada uno quería imponer su idea sobre la de los demás. Por su parte, las derechas no aceptaron que la república estuviera gobernada por las izquierdas. Eisner hizo todo lo posible por mantener el orden y la paz, pero el SPD se encargó de dinamitar cualquier esfuerzo que hiciera Eisner.
Las elecciones generales del 12 de enero de 1919 fueron un auténtico descalabro para el USPD, que en Baviera ganó un 2,5% de los votos y una representación de 3 diputados; frente al 33% de votos cosechados por el SPD y el 35% de los votos del conservador Bayerische Volkspartei.
El 21 de febrero de 1919, cuando se iba a constituir el nuevo gobierno bávaro, y Eisner se disponía tanto a dimitir como ministro-presidente de Baviera como para anunciar su abandono de la vida política, Anton Graf von Arco auf Valley, un judío simpatizante de la Sociedad Thule (que en el futuro constituirá uno de los pilares del nazismo), se abalanzó sobre Eisner y le disparó dos veces con una pistola, creyendo que si asesinaba a Eisner la Sociedad Thule le aceptaría entre sus filas.
Eisner cayó muerto al instante, en la entrada del Parlamento bávaro (hoy día hay una placa que marca el lugar exacto en el que murió el primer ministro-presidente de Baviera). Horas después, se produjo otro atentado contra Erhard Auer, sucesor de Eisner, que sobrevivió pero quedó gravemente herido. Ambos ataques desencadenaron una oleada de disturbios, algaradas y asesinatos que hicieron imposible el gobierno de Baviera. Hasta que los movimientos comunistas y anarquistas integrados en el USPD se hicieron con el poder el 6 de abril, instituyendo la República Soviética de Baviera, presidida por el veterano de guerra, Ernst Toller.
A la semana siguiente de la proclamación de la República Soviética de Baviera, el Partido Comunista de Alemania (KPD) hizo una revuelta en Munich y se hizo con el poder el 12 de abril, iniciándose de esta manera la presidencia de otro veterano de guerra, Eugen Leviné; que intentó hacer varias reformas, entre ellas, darle los pisos más lujosos de la ciudad a los sin techo, o hacer que los obreros fueran los dueños de las fábricas. Además de intentar reformar el sistema educativo y de abolir el papel moneda; pero no le dio tiempo a completarlas.
El lado más sombrío de la presidencia de Leviné, fue que dio la orden a la Guardia Roja de secuestrar a las personas contrarias a sus ideas y tenerlas como rehenes, para tratar de evitar que cualquier movimiento de izquierdas y de derechas quisiera derrocarlo.
Cuando el presidente del gobierno central de Alemania, Friedrich Ebert, dio órdenes a Leviné de que la República Soviética de Baviera volviera a someterse al estado alemán y reinstaurara el régimen anterior; Leviné ordenó el asesinato de 9 rehenes el 29 de abril.
La contestación del Gobierno no se hizo esperar. El ejército alemán, apoyado por los Freikorps (también llamados «cuerpos francos» y «cuerpos libres», eran fuerzas improvisadas compuestas por veteranos del ejército, que colaboraron con el gobierno en la supresión de los levantamientos izquierdistas), invadieron Baviera el 3 de mayo y, en apenas unas horas, pusieron fin a la República Soviética de Baviera.
En represalia por el asesinato de los 9 rehenes, los Freikorps capturaron y mataron a varios miembros del KPD.
Leviné fue arrestado y sometido a un consejo de guerra, le hallaron culpable de los asesinatos y fue condenado a morir fusilado en la Prisión Stadelheim el 5 de julio de ese mismo año.
Tras la desaparición de la República Soviética de Baviera, la situación continuó igual de violenta y de caótica. El gobierno conservador bávaro impuesto por Ebert, que contó con cierto apoyo del SPD, ordenó la detención de varios líderes del USPD y otras facciones de izquierdas, que fueron ejecutados o, en algunos casos, asesinados durante el arresto. La inestabilidad y la radicalidad solo generó que naciera en Munich un partido todavía más radical: el Partido Obrero Alemán (DAP), que en 1920 se transformaría en el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) que presidirá Hitler a partir de 1921.
6 de Marzo de 2019.
Año I. Día 21. Artículo 74.
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.