Tensión sobre ruedas: el autobús de Hazte Oír a su paso por Barcelona, Valencia y Sevilla

      Comienza la Cuaresma, tiempo de especial importancia para los cristianos de todo el mundo. Pero no para Hazte Oír, el ya archiconocido grupo de ultraderecha que, con su campaña del autobús, sigue suscitando la polémica allá donde va. Aún con una repercusión mediática menor que la que tuvo hace dos años -también en tiempo de Cuaresma, por cierto-, la asociación vinculada al Yunque ya está comenzando a ganar puntos. O a perderlos, según se mire. Hay que recordar que tienen por costumbre anunciar a bombo y platillo los lugares por donde el autobús pretende pasar, así como las actividades que en un principio sus promotores tienen intención de realizar. Y es por eso que, antes de su llegada, tanto los gobernantes locales como los grupos antisistema ya están organizados para darles el recibimiento menos deseado, tal y como ha ocurrido, de momento, en Barcelona, Valencia y Sevilla. Su líder, Ignacio Arsuaga, que esta vez parece haber dirigido los hilos desde la distancia, pues no hay constancia de su presencia en el autobús, ha insinuado, a través de uno de sus comunicados vía email, que esa es la idea, generar un clima de tensión para que se hable de lo que ellos quieren. De ahí el prefabricar y provocar enfrentamientos innecesarios, acabando por generar entre sus adeptos un sentimiento colectivo de compasión en el que ellos parecen ser las víctimas. Y todo esto, repetimos, está sucediendo en plena Cuaresma.

      El periplo comenzó el pasado día 4, cuando, en plena Avenida Diagonal de Barcelona, cerca de la zona universitaria, un grupo de activistas de Arran y los CDR, vinculados al independentismo, algunos de ellos encapuchados, y en el que se encontraban dos diputadas de la CUP, consiguió detener el autobús. Tras ello, se dispusieron a arrancar parte de los adhesivos que forraban la carrocería del vehículo, llenándolo, a su vez, de pegatinas y pintadas moradas, hasta que finalmente llegaron los Mossos d'Esquadra. Como era de esperar, Hazte Oír reaccionó atacando y responsabilizando al Gobierno de la Generalitat, a quien acusó de haber enviado a los atacantes para hacer el trabajo sucio. También llegó a decir su presidente que los Mossos contemplaban pasivamente la escena, a pesar de que diversas fuentes confirman que, en efecto, disolvieron la protesta, e incluso les protegieron de más ataques y fueron escoltados por ellos a la salida de la ciudad con tres de sus furgonetas.

      La Fiscalía Provincial de Barcelona, ese mismo día, interpuso una denuncia, con el fin de inmovilizar el autobús. Por su parte, el juez de guardia, en un auto del Juzgado de Instrucción número 4 de Barcelona, entendió que estos actos están amparados por el derecho a la libertad de expresión y, aunque no se ajusten a delitos de odio, manifestaba su repulsa a los mismos, ya que, según sus propias palabras, "nos retrotraen a un pasado vergonzante para la humanidad". Finalmente, Hazte Oír no pudo presentar su campaña frente al Ayundamiento barcelonés, como tenían previsto, y el único recuerdo que se llevaron de su breve estancia fue una sanción de la Guardia Urbana por incumplimiento de la Ordenanza de convivencia de la ciudad.

      Al día siguiente, para ir calentando motores mientras se dirigían a Valencia, Arsuaga invitó desde su cuenta de Twitter, a las "feminazis valencianas", en sus palabras, a tomarse "una pastilla tranquilizante, que en España, gracias a Dios, hay libertad de expresión". Si nadie tiene todavía muy claro lo que este señor entiende por libertad de expresión, aún más incomprensible resulta lo que entiende por Dios, especialmente después de estas inoportunas e irrespetuosas palabras hacia otro ser humano, que un verdadero católico nunca hubiera dicho, aún desde la total discrepancia de opiniones. Como consecuencia, ya les estaba esperando, a la altura del Palacio de Congresos, un grupo de jóvenes antifascistas, que respondieron violentamente, increpándoles al grito de "Fascistas, no os queremos en nuestros barrios", volviendo a arrancar los recién repuestos vinilos que decoraban el vehículo -se llegó a escuchar a algún joven decir: "¡A ver si hacemos una falla con él"- y "obsequiándoles" a su manera con uno de los productos típicos de la zona, las naranjas.

      Acto seguido, y como ya advirtieron días atrás el alcalde Joan Ribó y la concejala Anaïs Menguzzato, el autobús fue inmovilizado y trasladado a las dependencias de la Policía local, por incumplir la Ley de Seguridad Vial, concretamente la Orden ITC/1992/2010, de 14 de julio, de las condiciones técnicas de las láminas adheridas a los vidrios de seguridad, al estar tapados los letreros de salida de emergencia. Asimismo, el vehículo, propiedad de un empresario madrileño, estaba registrado como transporte escolar, y no como vehículo publicitario. Por todo ello, tuvieron que pagar una multa de 200 euros y retirar toda la publicidad para poder recuperarlo y enviarlo, completamente desvinilado, a Madrid. Para rematar la jugada, Hazte Oír anunció su intención de preparar una querella criminal contra el alcalde Ribó, a quien acusan de prevaricación. Por su parte, la Policía local valenciana está tramitando diligencias penales contra Hazte Oír por delitos de odio.

      Finalmente llegaron a Sevilla. Pero esta vez no pudieron hacerlo en autobús, a la espera de conseguir un nuevo vehículo, aunque eso no fue suficiente para que se produjera otra concentración de oposición y rechazo junto al hotel donde tenían prevista una mesa redonda sobre feminismo e ideología de género, que esta vez sí pudo celebrarse. La capital andaluza tampoco ha tenido buenas palabras para la campaña, cuyo autobús ha sido calificado por la Secretaria General del PSOE de la ciudad, Verónica Pérez, como "un panfleto itinerante de ultraderecha que fomenta el odio y el enfrentamiento. Por su parte, Myriam Díaz, la delegada de Igualdad, Juventud y Relaciones con la Comunidad Universitaria, ha reclamado una respuesta ciudadana en pos de la igualdad, frente a los mensajes de odio.

      En los próximos días, planean recorrer otras ciudades, entre ellas, Cádiz y Pamplona, y terminar, de nuevo, en Madrid. Esperemos, por el bien de todos, que no haya incidentes.

8 de Marzo de 2019.
Año I. Día 23. Artículo 78.