Una profecía más se cumple ahora hay que usar una marca. La verdad libre
La verdad libre
La verdad libre 
icono de búsqueda de contenidos

Una profecía más se cumple ahora hay que usar una marca. La verdad libre

El terror se apoderó de China meses atrás con el brote de COVID-19. Pero, para evitar una catástrofe mayor, el gobierno adoptó medidas desesperadas, solo así podrían frenar los terribles contagios. Entonces llegaron a una conclusión: la tecnología es la clave. Fue así como se adoptó el llamado ?Código de salud?, la cual consta del uso de tres colores diferentes, para identificar si una persona está sana, en riesgo potencial o contagiada de coronavirus. La ?marca? que todos temen No es ficción, lamentablemente, otra aterradora profecía se ha cumplido: Ahora las personas llevan una marca que controla sus vidas. Se trata de la aplicación china ?El Código de salud de Alipay? donde cada ciudadano proporciona al gobierno información sobre su salud, historial de viajes, su número de identificación e incluso si ha estado cerca de personas contagiadas de COVID-19. Con base en dichas respuestas, las autoridades proporcionan una ?marca?, con un código QR de cierto color. El código es tan simple, como el que usamos en los semáforos día con día, verde, significa que puedes pasar; pero si es amarillo (ámbar) o rojo la entrada está prohibida para ti. Esto aplica para restaurantes, cafeterías o incluso, para abordar el metro. Con ello, controlan casi por completo cada movimiento de millones de ciudadanos; y aunque aún no son obligatorios en todas las ciudades, en varias ciudades, quienes no revelen su estado de salud a través del código QR, no pueden acceder a lugares públicos. Quedan prácticamente desterrados y aislados en su propio país. Apoyo de empresas privadas Alibaba y Tencent, dos gigantes de la economía China le dieron al gobierno la infraestructura para llevar a cabo el macabro y ambicioso proyecto digital; proporcionando además, datos personales de millones de usuarios. Para finales de marzo de este año, 300 ciudades de China ya utilizaban este sistema digital. Como hemos visto anteriormente, la privacidad de los ciudadanos, no

Raulin Concepción | 3 may 2020


se cumple profecía de la biblia / la verdad libre 

 

El terror se apoderó de China meses atrás con el brote de COVID-19. Pero, para evitar una catástrofe mayor, el gobierno adoptó medidas desesperadas, solo así podrían frenar los terribles contagios. Entonces llegaron a una conclusión: la tecnología es la clave.

Fue así como se adoptó el llamado “Código de salud”, la cual consta del uso de tres colores diferentes, para identificar si una persona está sana, en riesgo potencial o contagiada de coronavirus.

La “marca” que todos temen



No es ficción, lamentablemente, otra aterradora profecía se ha cumplido: Ahora las personas llevan una marca que controla sus vidas.

Se trata de la aplicación china “El Código de salud de Alipay” donde cada ciudadano proporciona al gobierno información sobre su salud, historial de viajes, su número de identificación e incluso si ha estado cerca de personas contagiadas de COVID-19. Con base en dichas respuestas, las autoridades proporcionan una “marca”, con un código QR de cierto color.



El código es tan simple, como el que usamos en los semáforos día con día, verde, significa que puedes pasar; pero si es amarillo (ámbar) o rojo la entrada está prohibida para ti.

Esto aplica para restaurantes, cafeterías o incluso, para abordar el metro. Con ello, controlan casi por completo cada movimiento de millones de ciudadanos; y aunque aún no son obligatorios en todas las ciudades, en varias ciudades, quienes no revelen su estado de salud a través del código QR, no pueden acceder a lugares públicos. Quedan prácticamente desterrados y aislados en su propio país.

Apoyo de empresas privadas



Alibaba y Tencent, dos gigantes de la economía China le dieron al gobierno la infraestructura para llevar a cabo el macabro y ambicioso proyecto digital; proporcionando además, datos personales de millones de usuarios. Para finales de marzo de este año, 300 ciudades de China ya utilizaban este sistema digital.



Como hemos visto anteriormente, la privacidad de los ciudadanos, no es algo que se respete mucho en este país. Así que tras el exhaustivo registro en la plataforma de salud de Alipay, se les asigna un color a los usuarios, y desde entonces su destino está sellado. Lamentablemente, quienes tengan un código rojo, deben permanecer en cuarentena obligatoria, y son rastreados cuidadosamente para que no salgan a ningún sitio.

No solo China tiene un “código de salud”



Singapur, Moscú e incluso Japón, han adaptado medidas similares, y buscan lanzar una aplicación similar a la del gigante asiático. Y quizá esta medida extrema, continúe utilizándose incluso, después de que todo termine.

“La tecnología ahora juega un papel crítico para contener la pandemia” comentó el experto en inteligencia artificial de la salud Xiang- Sheng Hua.

Temas relacionados:

Opiniones de este contenido

Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.




 No hay opiniones. Sé el primero en escribir.


Escribe tu comentario
* Datos requeridos
Título *
Contenido *
Tu nombre *
Tu email *
Tu sitio web
 
Te recomendamos...
Proyecto de aula
https://press.parentesys.com/8241/
HIPATIA Asociación Intercultural
https://www.viahipatia.es/
Quantum computing SPanish Association in INformatics
https://press.parentesys.com/50503/
NotiCoba
https://press.parentesys.com/21001/