LA LEYENDA DE LA CASA DE LOS ESPEJOS (CÁDIZ)

Cádiz dispone de multitud de misterios y leyendas. Es lógico ya que una ciudad milenaria dónde se han asentado todas las culturas existentes en la zona del mediterráneo, aquí dejamos descrita una de las leyendas que existen y que buena parte de los Gaditanos conocen y para tú conocerla también te recomendamos que hagas alguna de sus visitas guiadas. Situada en plena Alameda Apodaca, los pisos que componen esta casa señorial del s XV, podrían considerarse prácticamente de lujo, pero que por un siniestro motivo, siguen estando deshabitados actualmente… y es que fue y sigue siendo una de las grandes estrellas de las numerosas historias de misterio y lo paranormal que alberga la ciudad de Cádiz. La leyenda trata sobre una familia compuesta por tres miembros: el padre (que era un gran comerciante de renombre), su esposa que ejercía de ama de casa, y la hija menor de ambos. El padre, tenía labores de almirante, por lo que tenía que estar viajando constantemente y pasaba largas temporadas fuera de casa. A su vez, éste adoraba inmensamente a su hija, por lo que como obsequio de cada uno de sus viajes, él le traía un espejo de regalo (ya que a ella le gustaba coleccionarlos).

Con el paso de los años, la niña fue creciendo hasta convertirse en una hermosa joven. Y al mismo tiempo, la casa seguía llenándose de espejos de todos los tamaños y formas, reflejando así en ellos el afecto que sentía ese padre hacia su hija. Todo esto provocó que la madre comenzase a tener celos de la joven, ya que pensaba que el almirante centraba toda su atención en ella.  Tras un corto periodo de tiempo, comenzaron a surgir las primeras discusiones entre madre e hija, sobre todo cuando el padre se encontraba en sus viajes. Hasta que llegó el punto, en el que la madre, para poder recuperar la atención de su esposo, se propuso deshacerse de quien consideraba su rival. Por lo que una noche como otra cualquiera, la mujer le preparó un sopa caliente a su hija, sin ésta última saber que estaba envenenada. Y así continuó haciendo cada noche, hasta conseguir que la joven falleciera. A la vuelta del almirante, éste quedó destrozado al recibir la fatídica noticia de boca de su mujer, de que su amada hija había fallecido a causa de una rara enfermedad. Fueron muchos los días de lamento y las noches en vela, hasta que durante una de éstas, al hombre le parece escuchar lo que es un susurro con la voz de su hija que le llama. Tras oír esto, se levantó inmediatamente y comenzó a ver como su niña le mostraba a través de los espejos, la cruda realidad: fue su mujer quien acabó con la vida de su propia hija. Al descubrir esto, el hombre entró en cólera, despertando así a la mujer y obligándola a que confesara. La historia termina con la esposa entre rejas y la marcha del hombre hacia un lugar lejano para poder olvidar lo ocurrido. Tras su abandono, muchos son los que se aventuraron a entrar en la casa, y todos ellos cuentan cómo podías ver a la niña siguiéndote y observándote fijamente desde los espejos, y que en el tercer piso (donde estaba su dormitorio), casi parecía que iba a atravesar uno de ellos y salir a donde estaba el resto. A día de hoy la casa ha sido reformada y está en venta, pero nadie se atreve a ocuparla ya que los vecinos cuentan que aún puedes oír los llantos y gritos de la joven asesinada…