Esta lesión que recibe el nombre de “rodilla del corredor” hace referencia al proceso doloroso que se localiza en la cara lateral de la articulación de la rodilla y afecta, sobre todo, a los corredores de fondo y medio fondo, aunque tienen más riesgo de sufrirla aquellos que pronan más, corren por caminos convexos o tienen las piernas arqueadas.
Evitar los planos inclinados al correr, sobre todo evitar hacerlo cuesta abajo. Aplicar hielo en la fase aguda y un reposo activo. Se puede aplicar calor local después de la fase aguda y utilizar un calentador. Son más que recomendables los ejercicios de fortalecimiento estático de los tejidos de la cara externa del muslo.
Además, es recomendable cuidar la técnica de carrera para evitar posibles errores de entrenamiento que favorezcan la aparición de esta lesión.
El médico puede prescribir antiinflamatorios, inyecciones esteroideas locales y reposo, y recomendar plantillas personalizadas en los casos de aumento de la pronación. Sólo en los casos más complicados y como último recurso se recurre a la cirugía.
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