En 1933, Yurii Voronoy le trasplantó el riñón de un hombre de 60 años, en muerte cerebral, a una joven de 26. Marcó así el punto de partida que hoy permite decir con certeza que son pocas las partes del cuerpo que no pueden ser reemplazadas por órganos o tejidos provenientes de otro organismo. Pero hay algo que todavía suena a ciencia ficción: un trasplante de cabeza.
Hoy, en efecto, trasplantar un riñón es un procedimiento habitual y, aunque con menos frecuencia, hígado, corazón, pulmón, piel, intestino y tejidos como huesos, córneas y hasta pelo reemplazan a sus homólogos en cuerpos necesitados. También se han “pegado” una mano y otras extremidades cercenadas.
Sin embargo, pensar que se puede trasplantar una cabeza a otro cuerpo o, mejor, trasplantar un cuerpo sano a una cabeza, como lo intentará en los próximos meses el neurocirujano italiano Sergio Canavero, es una intervención ligada a la historia de Frankenstein.
En teoría, en diciembre de este año Canavero podría llevar a la práctica el primer trasplante de cabeza en humanos. Inicialmente había escogido a un voluntario ruso de 30 años que padece una atrofia muscular espinal progresiva, una grave enfermedad genética que lo ha dejado sin movimiento, pero con todas sus funciones mentales intactas.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista ‘Surgical Neurological International’, Canavero dice disponer de la tecnología para reconectar todas las estructuras que unen una cabeza con un cuerpo, al punto que en el citado artículo el italiano proporciona un esquema para “el primer intercambio encefálico total en el hombre”, además de describir el componente más difícil de esta intervención: la conexión de la médula espinal.
El especialista no parte de cero. Su investigación está basada en los resultados de Robert White, neurocirujano estadounidense que en 1970 logró trasplantar, con relativo éxito, la cabeza de un mono en el cuerpo de otro. Y si bien el animal murió a los pocos días, fue capaz de oler, oír y, al parecer, ver el mundo a su alrededor y mostrar agresividad, conclusiones que siguen siendo fuente de debate.
En el mismo sentido, podría hablarse de los intentos hechos por Vladimir Demijov, que en 1954 intercambió quirúrgicamente las cabezas de dos perros, y los aportes de Xiaoping Ren, investigador chino que consiguió que sobrevivieran algunos ratones a los que les había trasplantado la cabeza.
Sin embargo con certeza aun no se tiene el primer caso reportado con exito absoluto, estamos a la espera de las pruebas que se estan realizando en estos momentos y la evolucion de los casos.
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