Si usted viviera en Bogotá y deseara visitar la escuela Palito Azul del municipio de San Andrés de Sotavento del departamento de Córdoba, primero tendría que tomar un avión hasta Montería y de allí un bus hasta Santa Cruz de Lorica. En la terminal de este municipio esperaría por un trasporte informal que en hora y media lo dejaría en la zona urbana de San Andrés. Una vez ubicado en el parque central, donde se parquean los mototaxis que ingresan a la zona rural, habría de aventurarse por carretera destapada por dos horas y media más, para poder llegar a su destino.
Como iría a cielo abierto, desde lejos podría observar un quiosco de techo de paja y piso de tierra en donde el profesor Luis imparte una clase de lenguaje y matemáticas sí, al tiempo, a niños que cursan de grado primero a quinto de primaria sí, a la vez, en lo que se llama un aula multigrado. Al irse acercando, notaría que a pesar de que la temperatura se aproxima a los 38 grados, en el “salón de clases” no hay más ventilador que los aires tibios que a veces soplan libres por esas sabanas cordobesas. Los estudiantes, 35 entre niños y niñas, así como su docente, notarían que se acerca un invitado y correrían prestos a enfilar los pupitres, a organizarse lo mejor posible el sudado uniforme y a esperarlo de pie para extenderle en coro un cálido saludo y un abrazo de bienvenida que lo reconforte después del recorrido de casi un día que usted, en ese momento, habría hecho para llegar a donde ellos están. Su cansancio, el polvo recibido en las motos y la sed quedarían mitigados ante esa gratitud evidente.
Esta sensación es la que sienten al llegar a estos recónditos colegios de todo Colombia, desde hace seis años, los tutores y formadores delPrograma Todos a Aprender, del Ministerio de Educación Nacional. Esta estrategia ha hecho una apuesta importante: acompañar in situ a docentes, directivos y estudiantes de todos los rincones de Colombia, sin importar el difícil acceso o las situaciones de orden público que haya que superar. Así, designa a un tutor, quien se desplaza a diario a cada colegio para reconocer la labor de los maestros como Luis, compartiendo con ellos ideas sobre cómo hacer clases más llamativas para los niños, las novedades en la didáctica de la enseñanza del lenguaje y las matemáticas, el uso de los recursos del entorno como opción de material de estudio y el manejo de las TIC, entre otros.
Cada uno de los 4.476 colegios beneficiados ha recibido una biblioteca escolar, llamada alegóricamente Semilla, pues se va “regando” como una planta para que crezca poco a poco: primero se dotaron 270 ejemplares, a los que se han ido adicionando, periódicamente, más colecciones. De tal suerte, los estudiantes de estas instituciones ahora pueden disfrutar del derecho a gozar de la literatura en su casa y en el aula, en jornadas de Lectura al Patio, La hora del Cuento y otras estrategias que los tutores plantean a los docentes para contribuir a que los niños encuentren en los libros un remanso de alegría y placer que muchas veces se convierte en una fuga que les aleja de situaciones difíciles que viven en su entorno cotidiano.
De la misma manera, cada uno de los 2´300.000 estudiantes que hacen parte de Todos a Aprender recibe al inicio del año un texto de matemáticas y otro de lenguaje. Estos libros han sido un apoyo grande tanto para el maestro, quien se sirve de los mismos como recurso de aprendizaje, como para los estudiantes, quienes lucen con orgullo el poder tener sus propios libros para estas dos áreas.
La innovación en las maneras como se imparten las clases, el contar con manuales de estudio y biblioteca, así como con la asesoría permanente por parte de un tutor que rompe las rutinas, han hecho que los estudiantes de los colegios focalizados por el programa Todos a Aprender hayan resignificado el porqué vale la pena estudiar. Ellos y sus docentes llegan ahora cada mañana con ganas de emprender el aprendizaje como una aventura que les ofrece mejores expectativas sobre su futuro, lo cual se ve reflejado en la disminución de los índices de deserción escolar y la mejora en los resultados de las pruebas Saber.
Así, pues, si usted hubiese ido a pasar el día en Palito Azul y hubiese sentido de cerca esa otra Colombia, seguramente ahora estaría tentado a seguir conociendo todas estas realidades, siguiendo de cerca el proceso de cómo un programa como Todos a Aprender no solo transforma la escuela, sino a las comunidades en las que ella se encuentra inmersa. Y esta es una verdad, pues la Historia ha demostrado que una educación de calidad para todos estimula la equidad social y al hacerlo, construye el tejido propicio para que, en tiempos de posconflicto y reconciliación como el que vivimos, se empiecen a labrar los verdaderos cimientos de la paz.
Y es que, sin lugar a dudas, seguir mejorando la educación hará de esta una mejor Colombia, una que cubra la deuda de los olvidos y las soledades a los que han sometido a profes como Luis y sus 35 estudiantes, los cuales hoy, de la mano de Todos a Aprender, tienen la certeza de no estar condenados, como los Buendía, a “no tener una segunda oportunidad sobre la tierra”.
*Estudios de doctorado Universidad de Montreal.
Esta web se reserva el derecho de suprimir, por cualquier razón y sin previo aviso, cualquier contenido generado en los espacios de participación en caso de que los mensajes incluyan insultos, mensajes racistas, sexistas... Tampoco se permitirán los ataques personales ni los comentarios que insistan en boicotear la labor informativa de la web, ni todos aquellos mensajes no relacionados con la noticia que se esté comentando. De no respetarse estas mínimas normas de participación este medio se verá obligado a prescindir de este foro, lamentándolo sinceramente por todos cuantos intervienen y hacen en todo momento un uso absolutamente cívico y respetuoso de la libertad de expresión.
No hay opiniones. Sé el primero en escribir.