El archipiélago ecuatoriano de las Islas Galápagos, en el océano Pacífico, una de las reservas naturales más importantes del planeta, cuenta con el primer aeropuerto ecológico del mundo, que comenzó a operar el pasado jueves 20 de diciembre, pero que no se inaugurará oficialmente hasta febrero de 2013, después de un año de construcción. El Aeropuerto Ecológico Galápagos funciona a través de la energía solar, la reutilización del agua y el aprovechamiento del viento, según han anunciado sus constructores. Se localiza en Baltra, una de las 13 grandes islas volcánicas que forman el archipiélago, que en 1979 fue el primer sitio del mundo declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco, y que en 1985 fue declarado Reserva de la Biosfera.
Luz solar, brisa natural y agua de lluvia
El nuevo aeropuerto ocupa una superficie de 6.000 m2 y tiene una capacidad limitada a diez vuelos diarios, con un promedio de 100 pasajeros por vuelo. Hay que tener en cuenta que las Islas Galápagos encierran un ecosistema muy frágil, que está continuamente amenazado por el creciente turismo, la migración incontrolada y las especies invasoras. Está diseñado para aprovechar la luz solar, a través de grandes ventanales pero sin que penetre de forma directa, y para lograr el máximo aprovechamiento del viento, que al pasar por un sistema de conductos, genera una brisa fresca dentro de la terminal. Parte de la demanda de energía eléctrica se satisface con el empleo de energía solar y en las instalaciones sanitarias se ahorra más de un 30% de agua potable utilizando agua de lluvia, mientras que el agua de los lavabos procede de una planta desalinizadora. Además, todo el material sobrante del antiguo aeropuerto, como la piedra o la madera, ha sido reutilizado en la construcción de las nuevas instalaciones.