De no controlar el calentamiento global, el panorama en México dentro de 25 años será devastador porque los desiertos habrán ganado terreno en el norte y el sur será víctima de grandes inundaciones, aseguró el presidente del Instituto Autónomo de Investigaciones Ecológicas (Inaine), Luis Manuel Guerra.
El ecologista dijo que hay una serie de estudios precisos hechos con calidad científica que establecen la vulnerabilidad que tiene el país precisamente frente al cambio climático, lo que implicará una modificación en los patrones pluviales en una parte importante de la República.Estos cambios no tienen retroceso y lo peor es que van en aumento; “el problema es que no se ha logrado estabilizar la emisión de bióxido de carbono a la atmósfera, sigue en aumento, un aumento muy importante”, dijo.
En el norte del país disminuirá mucho la factibilidad de lluvia haciendo avanzar el desierto en una forma rápida -alrededor de cuatro kilómetros por año-, por lo que las regiones más afectadas serán las del noroeste empezando por Sonora, Chihuahua, San Luis Potosí y puede verse afectada de forma importante la zona hortícola de Sinaloa.Expuso que eso implica varios aspectos: uno de ellos es la escasez de alimentos, porque “nuestra geografía no es muy apta para el cultivo del maíz, y por lo tanto con el incremento en las sequías prolongadas por la disminución de la precipitación pluvial vamos a ver reducido todavía más nuestro potencial maicero”.
A ello se agrega la necesidad de que en el momento actual se debe pensar en las correctas alternativas para los productores agrícolas, porque, explicó, no podrán cosechar maíz.Precisó que la desertificación es uno de los problemas más importantes porque se perderá suelo agrícola y hábitat de especies que deberán emigrar, y habrá algunas que desaparezcan por el cambio en las condiciones de su entorno.
Por lo que toca al sur del país, detalló Luis Manuel Guerra, “vamos a tener problemas muy importantes donde veremos incrementada fuertemente la precipitación pluvial con eventos súbitos-extremos y catastróficos”.Estos efectos se verán sobre todo en las cuencas del Papaloapan y Coatzacoalcos, donde se registrarán inundaciones muy importantes que obligarán al desplazamiento de grandes flujos de población hacia zonas más altas, lo que empezó a suceder.
En Chiapas “lo que tendremos es una combinación de la erosión pluvial por la tala inmoderada que hay de la selva, sobre todo en la parte de Los Altos”, donde se verá el arrastre de grandes cantidades de material suspendido, lo que podría sepultar a poblaciones enteras como ya sucedió en el caso de Motozintla. Por otra parte, en las zonas costeras se tendrá que prevenir el fenómeno del aumento en el nivel del mar, que afectará fuertemente dos zonas que ya están muy bien catalogadas por estudios científicos.
En este caso el funcionario ecologista manifestó que una de ellas será la Península de Yucatán, empezando en la zona de Quintana Roo hacia Campeche, en donde existen tierras bajas que sufrirán una penetración de agua de mar muy importante. Sin embargo, la zona más afectada será la del Golfo Sur, básicamente en las zonas de Campeche y centro de Tabasco, y la zona de Villahermosa posiblemente tendrá que ser reubicada por la penetración de agua de mar en tierra adentro.
Por este motivo, dijo Luis Manuel Guerra, hay zonas muy bajas que sufrirán un impacto muy importante en el aumento del nivel de los océanos, que puede llegar a ser hasta de un metro, “lo que sería catastrófico, pues perderíamos Campeche y Cancún, porque serían inviables”. Los cambios seguirán, “eso ya no tiene retroceso, son inerciales y se van acumulando, y no podemos pensar en que vamos a hacer una reducción fuerte de la noche a la mañana”, acotó.
Agregó que estudios prospectivos señalan que en 2025, si las tendencias no cambian, el impacto del calentamiento global será el de verdaderas catástrofes hidráulicas de proporciones históricas, como ya las hubo en otras civilizaciones como la Maya y la Teotihuacana. Sin embargo, de hacerse todo lo necesario, “calculo que en 2020 ya podríamos ver una recuperación en algunos patrones pluviales y de tierras sujetas a la desertificación, y aunque ya no pueda revertirse la presencia del calentamiento global sí puede darnos tiempo a los seres vivos de adaptarnos a la nueva situación”.
El ecologista dijo que una nación sola no puede hacer nada; el medio ambiente debe ser una política de Estado en México, pues “no tiene caso que sigamos pensando en empleo, seguridad, salud y educación si estamos en un paisaje devastado”.
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