La pistola sigue sobre la mesa. Donald Trump aplazó ayer un mes más la imposición unilateral de aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de la Unión Europea, en vilo hasta el último minuto sobre las intenciones del presidente estadounidense. Son los “últimos 30 días” que concede a los gobiernos europeos y a otros aliados como Canadá para llegar a un acuerdo sobre “medidas alternativas satisfactorias para responder al deterioro de la seguridad nacional”, afirma la orden presidencial firmada por Trump.
El plan original, que en teoría se aplicará el uno de junio si no ha habido antes un acuerdo entre las partes, prevé gravar en un 10% las importaciones de aluminio y un 25% el acero. Bruselas tiene preparada su respuesta: una subida de los aranceles al zumo de naranja de Florida, el bourbon de Kentucky y las motos Harley-Davidson de Winsconsin, tres estados republicanos que podrían rebelarse ante los daños colaterales de la decisión de Trump.