Por explicarlo de una forma sencilla podríamos decir que la cuneta es el ángulo que se forma por la diferencia de nivel entre el borde del camino y la calzada. Esa diferencia hace que el agua de las precipitaciones discurra por allí, y no sobre la calzada que utilizan los vehículos para circular.
La cuneta debe permanecer limpia para que pueda cumplir con su función. Si en la cuneta se acumula vegetación y basura, el agua no puede circular y otras veces cuando llueve mucho, dichos residuos terminan siendo arrastrados por el agua y tapan los desagües o invaden la calzada.
Las obras de mantenimiento de la vía pública deben llevarse a cabo con cierta frecuencia, sobre todo durante estas fechas que es cuando suele llegar la “gota fría”. Cuando no se atienden estas obligaciones, los problemas se acumulan de forma exponencial y el estado de los bienes públicos decae considerablemente.
Provocando un deterioro mucho mayor en los caminos, incrementando el coste de su reparación, tanto en los asfaltados como en los caminos de tierra. Y como vemos en las imágenes desgraciadamente dicha limpieza ha brillado por su ausencia durante estos últimos años.
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