Lo adelanta El Economista. La desastrosa operación aprobada por Isidoro Álvarez y por Dimas Gimeno, por la que el jeque catarí Hamad Bin Jassim Bin Jaber Al Thani (¡nada menos!) compraba un 10%, ampliable, de El Corte Inglés (ECI), no le gusta a la justicia. Recuerden que fue la operación por la que se opusieron los Areces y por la que su patrimonial, Ceslar, fue expulsada del Consejo de El Corte Inglés, y recuerden, también que el amigo Al Thani fue el comprador y revendedor de Harrods. ¡Qué peligro!
El problema no es el de las posibles comisiones que alguien cobró por el camino, que también investiga la Audiencia de Madrid. No, el problema es la posibilidad de Administración desleal. Es decir, que los tribunales decidan, que hay que ser muy tonto, muy tonto, para firmar unas condiciones tan draconianas en beneficio del amigo Al Thani, como, por ejemplo, ligar la devolución del crédito a una mejora del beneficio casi imposible de conseguir.
Y lo más importante: si alguien te compra un paquete de acciones y entra en el Consejo: ¿por qué se instrumenta como un crédito? Se supone que apelas al mercado para obtener capital, no préstamos. Para eso, te vas al banco.
En cualquier caso, esto podría dificultar el pacto de accionistas entre las hermanas Álvarez Guil, Mancor y Ceslar (o Paloma García y los Areces, si lo prefieren).
Y, sobre todo, lo que demuestra es que El Corte Inglés continúa afrontando un grave problema financiero. Hay que reducir deuda vendiendo lo que sea necesario vender. El amigo Al Thani no era el camino. Ahí, los Areces tenían razón.
En cualquier caso, el momento no es bueno. Cuando parecía que se iba a firmar la paz entre accionistas y que se había llegado a un entente entre Florencio Lasaga y Marta y Cristina Álvarez Guil para mantener a Dimas Gimeno con un gestión reforzada… resurge el tema qatarí.
Eulogio López
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