Los países de América Latina se encuentran en el siglo XXI ante el desafío y la oportunidad de avanzar con paso firme hacia la construcción de unas sociedades y economías del conocimiento. Los beneficios de generar nuevo conocimiento como base para desarrollar bienes y servicios con valor tecnológico agregado han convencido a la mayoría de líderes latinoamericanos de la importancia de impulsar modernos sistemas nacionales de innovación y formar y atraer capital humano avanzado para la competitividad y el desarrollo sostenible de la región. El crecimiento económico sostenido que América Latina ha presentado en una última década caracterizada por la inestabilidad internacional supone una ventana de oportunidad para proponer metas a largo plazo de desarrollo sostenible económico, social y medioambiental basadas en la ciencia, la tecnología y la innovación. Para lograrlo, una de las grandes tareas de los países de la región consistirá en desarrollar un conjunto de estrategias y políticas propias para el diseño de sistemas nacionales de ciencia y tecnología adaptados a la demanda regional y a las necesidades locales, pero sin perder de vista la inserción de la región en un mundo cada vez más globalizado…
La aplicación de las tecnologías de vanguardia puede acelerar considerablemente los esfuerzos por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y hacer frente al cambio climático; pero, por otro lado, también pueden incrementar las tensiones sociales y generar una dinámica de ganadores y perdedores, según advierte el nuevo Estudio Económico y Social Mundial 2018.
El informe presentado este lunes en Nueva York, elaborado por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (DESA), destaca que, por ejemplo, las energías renovables y los sistemas de almacenamiento de energía sirven para mejorar la sostenibilidad ambiental, una situación que permite a los países sobrepasar la tecnología actual.
Las nuevas tecnologías también han mejorado el acceso a los medicamentos y el bienestar de los más vulnerables, gracias al uso de los dispositivos móviles y las innovaciones de la economía digital que facilitan el acceso a servicios financieros para millones de personas en los países en desarrollo.
El Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, manifestó que aprovechar todo el potencial de estas innovaciones puede generar beneficios a la salud, al medioambiente y traer prosperidad para todo el mundo.
Pero destacó que, para que funcionen, "necesitamos políticas que garanticen que las tecnologías de vanguardia -que trascienden cada vez más las fronteras sectoriales, geográficas y generacionales- no sólo sean viables desde el punto de vista comercial, sino también equitativas y éticas. Esto requerirá una evaluación rigurosa, objetiva y transparente, en la que participen todas las partes interesadas", dijo.
Por su parte, el secretario general adjunto de DESA, Liu Zhenmin, destacó que "es muy urgente acelerar nuestros esfuerzos para hacer frente al cambio climático y avanzar en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible", y añadió que "las nuevas tecnologías pueden ofrecer soluciones de gran repercusión".
El estudio indica que “mientras un determinado país, un sector o una profesión pueden beneficiarse de una nueva tecnología, otros tendrán poco que ganar o incluso perder, ya que las diferencias tecnológicas entre los países, y dentro de ellos, siguen siendo significativas y particularmente pronunciadas en el área de las tecnologías de vanguardia”.
Estos avances de última generación se concentran cada vez más en unas pocas empresas y países, dentro de un escenario en el que muchos países en desarrollo todavía no han adaptado avances tecnológicos pasados. Si estos países quedan rezagados a nivel tecnológico cada vez tendrán más dificultades para lograr un desarrollo equitativo y sostenible, añade el informe.
Los países pueden enfrentarse a muchos de estos obstáculos adoptando políticas proactivas y eficaces para reducir al mínimo los costos económicos y sociales del ajuste. Necesitan un marco normativo e infraestructuras institucionales para promover la innovación, la difusión y el uso de las nuevas tecnologías más necesarias para el desarrollo sostenible.
Para conseguirlo, el responsable de la subdivisión de Investigación para el desarrollo de DESA, Hamid Rashid, afirmó que los países pueden trabajar internamente, junto a sus sistemas nacionales de innovación, “proporcionando acceso a la información tecnológica, a la financiación y a la construcción de estructuras gubernamentales y el desarrollo de sus capacidades, alineadas con las necesidades de desarrollo de cada país y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Rashid subrayó que los esfuerzos nacionales requieren también un apoyo internacional ya que “muchos de los países en desarrollo no confían totalmente en las nuevas tecnologías automáticamente”.
“La cooperación internacional ha de servir para fomentar confianza en estas tecnologías digitales, facilitando el acceso a las nuevas tecnologías de un modo más sencillo para desdramatizarlas y adoptarlas en muchos países en desarrollo”, destacó.
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