Barcelona tiene una gran oferta de restaurantes, muy variada y para todos los gustos y presupuestos. Además, la capital catalana es la cuna de algunos de los cocineros más galardonados del mundo, como Ferran Adrià, Carme Ruscalleda o Sergi Arola.
Pocas ciudades del mundo como Barcelona pueden garantizar una experiencia gastronómica de primera categoría. Su oferta es un buen ejemplo de las maravillas de la cocina mediterránea de Cataluña, que conjuga mar y montaña, carne y pescado. No obstante, en lugar de dormirse en los laureles de la tradición, la gastronomía barcelonesa ha evolucionado y, con sus innovaciones, se ha convertido en una de las mejores tarjetas de presentación de la ciudad ante el mundo.
Barcelona ejemplifica la tradición y la riqueza gastronómica de un país que, durante muchos siglos, ha sido tierra de paso y se ha empapado de la carga cultural de varias civilizaciones. Un recorrido por la ciudad permite descubrir constantemente nuevos locales que representan cocinas de todo el mundo. No cabe duda: para los amantes de la gastronomía, Barcelona es un auténtico paraíso.
El recetario básico de Barcelona lo componen platos como el popular pa amb tomàquet, con jamón o sin él; la escalivada, una ensalada de pimientos, berenjenas y otras hortalizas asadas que es un auténtico clásico; el empedrat, otro plato imprescindible consistente en una ensalada de bacalao con judías blancas; y si queremos algo más contundente, tendríamos que apostar por la escudella, sopa a base de verduras, fideos gruesos y arroz, cocidos con judías blancas o carne.
Entre las carnes, hay predilección por el cerdo: hay más de quince variedades de salchichas, pero la más conocida es la butifarra, la estrella del plato servido con judías blancas, botifarra amb mongetes.
Con respecto a la repostería, son famosas la crema catalana o los panellets, unos pastelitos elaborados con almendra molida, piñones, coco y cacao que se preparan especialmente en noviembre.
Hay muchos restaurantes donde se pueden probar estos platos tradicionales. Un buen ejemplo de esta cocina son Ca l'Isidre , inaugurado en 1970, o Casa Leopoldo , abierta en 1929.Los dos establecimientos se encuentran en el barrio del Raval.
Otro buen sitio para probar este tipo de cocina es alguna antigua masía —un tipo de construcción rural típica en Cataluña— convertida en restaurante. En Barcelona hay algunas espectaculares y con más de mil años de historia, como Can Cortada o Can Travi Nou, ambas ubicadas en el distrito de Horta-Guinardó.
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