AUTOR: VALADEZ PÉREZ SAMUEL
México, DF.- El mundo ya cuenta con 7 mil millones de personas, lo que nos lleva a preguntarnos cuántos de los que vivimos en este planeta podremos hacerlo con dignidad, es decir, con la certeza de una vida saludable, con alimento suficiente para ello, un empleo que nos permita un subsistencia aceptable para nosotros y nuestra descendencia. Con esta impresionante cifra, la mitad de la población registrará menos de 25 años; de entre ellos, uno de cada cuatro es un adolescente. Según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), el número representa la más grande generación de jóvenes y niños que haya registrado la humanidad. Mucho se habla del rejuvenecimiento del mundo a partir de esos datos, pero, dada la condición actual del planeta ¿existirán los recursos necesarios para que esa población en crecimiento pueda tener una vida decorosa rumbo a su senectud?La duda se torna más interesante si tomamos en cuenta que la gran mayoría de los adolescentes son sexualmente activos antes de cumplir los 18 años de edad. Otro punto a considerar: en América Latina y el Caribe, un 65% de los adolescentes no usaron protección anticonceptiva en su primera relación sexual. El asunto no sería tan preocupante si las consecuencias de ello no se reflejaran en que cada año 16 millones de adolescentes en el mundo se convierten en madres, y el 90% de esos embarazos ocurre en países en desarrollo. El aumento demográfico se mide en cuestiones de impacto en la seguridad alimentaria, el desempleo, la sostenibilidad ambiental y las migraciones internacionales. Los cuatro temas viven hoy encarnizados debates en cuanto pros y contras y se reflejan en tópicos sumamente preocupantes para los gobiernos quienes aún no logran ponerse de acuerdo para solucionar la escases de alimentos y la raquítica situación del campo, las crisis financieras que han parido manifestaciones y marchas en todo el mundo, el cambio climático y las problemas entre fronteras. El tema es extenso y la problemática podría dividirse por bloques: la dinámica de los países en desarrollo en donde, a pesar de campañas de concientización para planificar el número de integrantes de una familia, la tasa de nacimientos sigue en aumento, las naciones desarrolladas en donde el nivel de vida se ha modificado a raíz de las migraciones, y finalmente, los pueblos adinerados que ofrecen incentivos económicos dado que su población es vieja y necesitan sangre nueva para evitar un cisma en su ritmo de vida habitual. ¿Soluciones? Complicado argumentar solo una que deje conformes a todos si tomamos en cuenta que la vida y su concepción es un asunto que involucra aristas religiosas, morales, sociales y de educación. En el año 1900 el planeta contaba 1, 650, 000, 000 habitantes; el número creció a 4, 435, 000, 000 para 1980. En el 2008 la ONU anunció que sumamos 6, 672, 000, 000 personas sobre la Tierra y anticipó que en el 2050 la población mundial oscilaría entre las 7, 700, 000, 000 y 11, 200, 000, 000 personas. Es el 2011 y ya somos siete mil millones. Parece que vamos más adelantados de lo que los pronósticos señalaban. El mismo organismo dio a conocer un estudio acerca de la violencia en las diferentes partes del mundo y como era de esperarse, Latinoamérica y el Caribe arrojaron los peores resultados como zonas que no están en guerra en donde se presentan más asesinatos y hechos violentos. No hay sorpresas, la densidad de la población generalmente viene acompañada de hambre y miseria, problemas de convivencia social y una lucha constante por los escasos recursos naturales. A pesar de la campaña de la FNUAP, que ve la cifra de siete mil millones como algo positivo (de ahí la frase “Somos siete mil millones de personas con siete mil millones de posibilidades”), la realidad es que el incremento inevitable de la cifra no significa que vayamos a repartirnos de forma equitativa en lo vasto que el mundo es. Por el contrario, los pronósticos anticipan que dentro de 35 años dos de cada tres habitantes del planeta vivirá en una ciudad. Es decir, se agudizará el problema que viven las sociedades modernas: no es que no haya donde encontrar acomodo, es que las oportunidades para una vida mejor se concentrarán en pocos puntos. El mundo está viviendo una contradicción bastante notoria: países pobres con una sobrepoblación que frena el desarrollo y aumenta la pobreza, contra naciones poderosas con baja fertilidad y un número cada vez más reducido de personas que suplan en el mercado laboral a los que lo abandonan. El mismo secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reconoció que el habitante siete mil millones llegará a un mundo pletórico de paradojas, con alimentos en abundancia que le sobra a algunos pocos mientras millones mueren de hambre, o un grupo minoritario de personas que vive rodeada de lujos mientras miles de millones viven la pobreza más cruenta. Definitivamente, cada quien puede tener los hijos que quiera y criarlos como mejor le parezca, pero aprovechando el momento en el que el planeta parece ansioso de recibir a más habitantes, es un momento ideal para tomar la nota y hacer conciencia de que la dinámica mundial no es la misma de hace unas décadas, la humanidad tiene que pensar que no se trata de impedir el crecimiento demográfico, sino de una repartición equitativa de los recursos y una sesuda planeación familiar. La educación es clave, no solo como oportunidad para una mejor calidad de vida, sino para estar ciertos de lo que queremos para nosotros durante el tiempo que vivimos y lo que pretendemos legarles a nuestros hijos.
Fuente: http://www.aztecanoticias.com.mx/notas/internacional/79465/sobrepoblacion--problema-de-espacio-o-de-recursos-