Encerrados

ENCERRADOS

Millones de personas pasamos días, semanas y hasta meses (como en el caso de Colombia) encerrados. Salidas escasas, solamente para comprar lo justo y necesario. Distancias preventivas en la fila del supermercado y un pico y género que hasta ahora se cumplía (más o menos) a rajatabla. Un apocalípsis silencioso que viaja sin que nos percatemos y se asienta en el caos. Unos momentos muy difíciles que nos deja desolados: Calles vacías, sin besos, sin abrazos y miles de fallecidos todos los días que se llevan un poquito de nuestro corazón.

Es difícil estar tanto tiempo sin poder tocarse, sin una charla, sin un buen paseo con sol y lluvia. Es difícil. La incertidumbre. Aún así, también podemos ver esto como un nuevo comienzo. Un momento para reflexionar y ver el mundo, nuestro mundo, de una manera completamente diferente. Al final del día nos preguntamos “¿Y si el virus somos nosotros?”.

Nosotros, que hemos impuesto nuestras grandes avenidas y rascacielos al planeta, sin venir a cuento, y que ahora se revela en nuestra contra e irrumpe en nuestras vidas para mostrarnos todo lo que nos hemos dado de lo quitado.

Sin duda, es momento de replantearse muchas cosas y de buscar una armonía que hace mucho no tenemos. No es sostenible un planeta así y parece que no nos hemos dado cuenta que él es quien nos sostiene.