La crisis del COVID-19 está actuando como acelerador y palanca en muchos ámbitos de nuestra sociedad, especialmente en lo que refiere al sector tecnológico, y la administración pública no es ajena a este hecho. El concepto de Administración Digital ya contemplaba la digitalización o el concepto “cero papel”, la tramitación electrónica de procedimientos administrativos o la identidad digital de la ciudadanía, pero la pandemia ha obligado a acelerar y fortalecer ese proceso de transformación.
Ahora se impone un modelo de consumo de servicios aún más ambicioso que integre tecnologías emergentes (Inteligencia Artificial, Big Data, Blockchain o Cloud, entre otros) para proporcionar soporte a la automatización de las tareas, facilitar el acceso seguro a la administración electrónica y ofrecer una visión unificada de los recursos públicos en el nuevo escenario.
El uso adecuado de dichas tecnologías supone una aportación clave para afrontar esta y otras futuras crisis, tanto desde el punto de vista sanitario como social, así como para seguir generando valor público a través de canales de comunicación más eficientes y transparentes para interactuar con la Administración.
La minimización y prevención de los riesgos sanitarios, la simplificación o flexibilidad normativa, la incorporación de tecnologías y la transformación y formación de los empleados públicos y gestores son acciones necesarias para alcanzar los objetivos de calidad y seguridad del servicio público en esta nueva etapa.
Una Visión 360º desde el ciudadano y desde la administración.
La ciudadanía debe visualizar una única cara de la administración, “Mi Administración”, bajo el paradigma “un único punto de acceso, N administraciones, N x M trámites o servicios”. Esto será posible gracias a un eficiente “clustering” administrativo que permita una interconexión global.
La Administración Digital deberá acercarse de una forma personalizada a los interesados con una visión unificada y eliminando compartimentos estancos. “Mi Administración” se traduce en un entorno personalizado a modo de espacio de la ciudadanía digital (evolucionando conceptos más puramente administrativos como el de carpeta ciudadana), donde estará accesible toda su información de interés administrativo, social, de familia o laboral, simplificando las relaciones administrativas y promoviendo la prestación de dichos servicios digitales a medida.
Este nuevo modelo de relación “obliga” a las Administraciones Públicas a realizar un esfuerzo de transparencia y apertura en el desarrollo de sus funciones, fomentando la integridad pública.
El concepto de “clustering” administrativo es muy importante para materializar esta visión y está basado en una interoperabilidad inteligente con una integración global de los procesos de manera transversal a todas las administraciones públicas con competencias. La aplicación de tecnología Blockchain en este ámbito podría posibilitar la creación de un nuevo paradigma de intercambio e integración de la información de los distintos órganos administrativos y unidades gubernamentales, así como la de otros actores que interactúan en el proceso de recopilación de datos del interesado (sector privado), asegurando el principio de “solo una vez”. Esto redundará en la simplificación de los procesos de intermediación de datos y documentos y proporcionará un modelo de relación basado en la gestión colaborativa y descentralizada.
Esta visión 360 también aplica desde la óptica de la administración, ya que este mismo modelo habilitará a que cada administración pueda disponer, con la correspondiente protección y visualización de los datos sensibles, de una “Historia Administrativa Única (HAU)” de cada interesado.
Tomemos como ejemplo nuestra administración más cercana, nuestro ayuntamiento. Los gestores municipales podrían tener una visión global a través de la HAU: nuestra zona de residencia, la composición de nuestra unidad familiar, nuestros posibles niveles de renta, nuestro escenario laboral combinados con la Inteligencia Artificial (IA) permitirán detectar patrones que ayuden a categorizar a la ciudadanía en colectivos con características comunes a partir de unas tipologías previamente definidas. Una gestión adecuada de toda esta información puede ayudar a transformar la forma de interactuar que tiene nuestro ayuntamiento con nosotros, siendo una administración proactiva y anticipándose a lo que necesitamos, ofertando y colocando en “Mi Administración” un paquete de servicios totalmente personalizado en sus competencias. Lo mismo podría hacer el resto de administraciones con visión de HAU a través de una oferta servicios de valor en el espacio de la ciudadanía digital.
Con esta visión completa de los interesados, la Administración podrá seguir innovando hacia nuevos modelos de interacción y adelantarse a lo que a ciudadanía necesita en función de ese conocimiento que ya tiene. La aplicación, en este caso, del Big Data dotará a los gobiernos de capacidades para recopilar información, no sólo de carácter administrativo, sino también en el ámbito del sector privado, por supuesto salvaguardando la privacidad de los interesados, quienes deciden qué información quieren dar a conocer y con qué fines.
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