¿Cómo evaluar mientras la cuarentena?

El interrogante anterior es el título de un conversatorio del cual recibí como invitación, en las primeras horas de la mañana y al cual no me rehusé a escuchar, pues su rotulo, me llamó poderosamente la atención. “Cómo evaluar (pregunta del diario quehacer pedagógico), pero el conector “mientras”, más me incito. Lo de la cuarentena, ya en pocos días no va a aplicar, porque debemos pasar a la cincuentena…  

Uno de los ponentes, inicia su intervención aduciendo que una de las preocupaciones es una la situación a resolver que tiene la escuela y la sociedad, es la deshabituación de las rutinas académicas, puesto que la no presencia de las y los jóvenes en los colegios, escuela y universidades, generaba en ellos un “atraso” escolar y por ende en el proceso de adquisición de conocimientos. Ante esta posición, objeto que el colegio, la escuela, universidad, esa es la panacea del conocimiento; olvida el ponente que el primer contexto de enseñanza es el hogar, donde se “interiorizan”, no se aprende por aprender, se asimila con sentido y afecto vocales y consonantes, M Y A/ P Y A: PAPA Y MAMA. Los padres, primeros maestros de vida contextualizada en y desde la realidad. Acompañado de lo anterior, los deberes del hogar, son aprendidos por modelamiento y ese modelo es el padre, la madre. Es entonces vital, tener claro que debido a la situación de salud de orden mundial, las circunstancias que se viven al interior de una familia, no van a cambiar debido a la situación, se van a mantener y fortalecer. Escribo lo anterior, porque mis amigas y amigos docentes con sus hijas e hijos, mucho antes de este episodio de vida, tenían establecidas sus rutinas con sus descendientes (barrer, trapear, lavar baños, calentar la comida, hacer las tareas), es más una intimidad, una de mis maestra de pedagogía y de vida (trabaja 24 X7), desistió  de su empleada doméstica y genero unas rutinas que se convirtieron en deberes del diario hacer de sus hijos, Mi hijo Alejandro por ejemplo, lava el baño como lo debe lavar (ranurita por ranurita, como lo hace su “apa”) y hasta con supervisión de su madre, hace postres Bonaparte. Todo esto no es por “la cuarentena”, tiempo atrás   lo habían establecido.  Entonces percibo que las dinámicas familiares se generalizan, como si no hubiese en unas, rutina, deberes establecidos que les permiten estar cuarenta, cincuenta y hasta más, conviviendo más que cohabitando.

    En un hogar, estrato bajo medio o alto, la madre y el padre salen a trabajar, los hijos se van a estudiar; en la escuela, colegio o universidad, hacen las actividades que corresponden al contexto, pero al regresar, deben terminar de hacer las rutinas, antes mencionadas (hogar), además el de realizar las tareas escolares. El estrato alto, cuenta con una empleada doméstica, pero igual la o el estudiantes debe de llegar a hacer sus tareas académicas. Los padres, igual de una u otra manera, ejecutan acciones que le responsabilizan. El hogar es el nicho en donde se inicia y finaliza el día. Hay un cambio sustancial y es la permanencia en el lugar que habitamos como familia, pero es ahí donde podemos hacer una reflexión con inflexión de voz para avanzar en el tema escuchado y  es el origen etimológico de la palabra familia: “proviene del latín familia, ?ae, que en un principio no se refería específicamente a la familia como la concebimos hoy, sino al conjunto de esclavos y sirvientes que vivían bajo un mismo techo”. 

Las dinámicas familiares son divergentes y como cada una lo realice, es funcional dentro de su contexto, no debe ser ese el análisis, para definir como debe ser mecanismo de trabajo que propone el ámbito académico. Si como docente tengo claro la definición del sino de la sociedad que es la familia, no me voy a desgastar buscando la fiebre en las sabanas, por ejemplo: la cantidad de tareas, la profundidad o simpleza de las mismas, el “tiempo” invertido en ellas, que si hay conectividad o no. Que deben de ir a un café internet, pues solo hay un computador y son tres, cuatro o cinco los que componen el núcleo familiar; (Iniciando el confinamiento, en la casa de mi jefe, estaban conectados cinco computadores, la línea, claro, colapsaba), ¿cuál es la diferencia entre tener y no? cuando el sistema no da abasto. La escuela, colegio, universidad, dinamiza su propuesta desde y en la realidad, pero la realidad no debe verse desde “la coyuntura”.

La familia ejecuta sus acciones familiares, sociales, culturales, académicas, espirituales, desde su propia dinámica, porque el proceso de “aprendizaje y enseñanza” que ha llevado a cabo con sus miembros, no ha sido supeditado a “contenidos”, sino más bien a “énfasis” en sus contenidos, quiere decir lo anterior que al establecer rutinas que luego se interiorizaron como hábitos: hora de despertar y dormir, aseo e higiene personal, alimentación; aseo y mantenimiento del hogar, son la base para que ella y él se dinamicen en cualquier contexto que deseen interactuar. Además de esto, el “énfasis” en los hábitos de estudio: ir a la escuela, colegio y universidad. La familia, entonces, no puede estar en conflicto, puesto que ha dado su parte en el proceso “co evolutivo” de ese ser que el actor protagónico de la sociedad.

La familia desde su génesis  forma, ese ser desde lo “holístico” Bio-Sico-Social, en una constante “evaluación”, donde revisa desde su propia dinámica interna, los ajustes pertinentes que debe de hacer para la formación de ese miembro de la casta. Luego la sociedad y la cultura, le obliga a “calificarlo”, según los estándares deseados por ellos.

La evaluación desde el seno familiar es el valorar con juicios argumentativos cómo va el proceso de formación de su hijo o hija y si encuentra debilidades, allana mecanismos para su fortalecimiento; si en cambio hay fortalezas, las mantiene, proyectando ese saber para convertirlo en saber hacer y experticia.

Con todo lo anterior, quedo expósito ante cualquier coyuntura de lo que vive la familia y la educación ahora, porque reitero que en el seno dela familia se interioriza tres aspectos esenciales para vivir: el primero a pensar, el segundo a comunicar y el tercero a convivir. La escuela, colegio y universidad, se deben re pensar, porque son ellos los que vienen descontextualizados de la realidad.

La universidad no es la calle, es el HOGAR.

JUAN/16/4/2020