El Barcelona se ha convertido en “Messi dependiente”, un síndrome lógico si se tiene en cuenta que el argentino es el mejor jugador del planeta y está varios escalones por encima en cuanto a nivel de juego sobre sus compañeros. Este domingo, ante el Levante por la fecha 22 de La Liga, no fue la excepción y el capitán volvió a ser protagonista del show.
Decididamente, el argentino se ha convertido en el cerebro del equipo, es quien decide cuándo se cambia el ritmo, por dónde se ataca y qué debe hacerse con el balón. Los volantes como Sergio Busquets o Frankie De Jong han perdido en ese rol y al momento de armar juego se limitan solo a distribuir el esférico de lado a lado.
Así fue que Messi comenzó el partido jugando por detrás de Antoine Griezmann y Ansu Fati, a quienes se dedicó a alimentar con pelotas en profundidad. El francés y el joven de 17 años nacido Guinea-Bisáu jugaron bien abierto por los extremos, a la espera de lo que decidiese el argentino.
Fue el capitán quien tuvo las primeras
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