Las empresas inmersas en un nuevo espíritu del capitalismo, en el cual ya se pasó de una acumulación de la riqueza a la reinversión de capital, que a pesar de que este solo sea para un beneficio individual se llega a visualizar como un bien común entre la sociedad. Así que los grandes empresarios no están en el hecho de acumular riquezas sino en seguir creciendo a través de la circulación del capital en nuevas inversiones, donde la competitividad se gesta entre las empresas en la disputa de los consumidores y por lo tanto de las ganancias.
Es así que los empresarios se llegan a visualizar como los “héroes” de la economía, por ser los que brindan las fuentes de trabajo, por lo tanto se legitiman por resultar beneficiosos para la sociedad aunque las ganancias que obtienen por el trabajo de sus empleados, se traduzca a un pago mísero para éstos.
Por lo tanto las exigencias de estas nuevas empresas a cargo de grandes directores, managers, líderes; los cuales en algunos casos no llegan hasta ese lugar por sus grandes conocimientos, sino por sus redes, es decir sus padres les heredaron esa empresa, conocen a otros grandes empresarios o fueron recomendados por algún conocido.
Obviamente para estas grandes empresas es necesario contar con población caracterizada por tener muy poco capital, quienes tendrán que obtener ingresos por la venta de su fuerza de trabajo, es decir se establece una relación salarial, sin embargo esta relación es completamente desigual, a pesar de que el trabajador decida emplearse o renunciar en una empresa, el valor de su trabajo no será de impacto para el capitalista, ya que este seguirá teniendo crecimiento y podrá reemplazarlo con inmediatez. Sin embargo, este trabajador no podrá sobrevivir por mucho tiempo si no pone en venta nuevamente su mano de obra.
Es así como estamos inmersos en una realidad laboral deprimente, lleno de incertidumbre y pocas oportunidades de crecimiento donde las empresas buscan trabajadores que sean capaces de ser flexibles, tolerantes a la frustración, trabajar por largas horas y renunciar pasar tiempo con familia y amigos, ser innovadores, que resuelvan conflictos, gente experta. Así pues, aquel que no es flexible, no le gusta permanecer en una oficina por más de ocho horas, no es capaz de adaptarse y tiene una visión crítica y diversa, prácticamente se encuentra expuesto a una situación de exclusión social. Es así como la ciudad por proyectos, es un retrato antropológico del robot “ciudadano modelo” actual.
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