Sean Connery, el actor que interpretó por primera vez al legendario James Bond en el cine en la década de 1960, falleció a los 90 años, sin que hasta el momento se den a conocer las causas de su muerte.
El artista británico deja un extenso legado cinematográfico, al haber participado en más de 60 cintas, entre las que destacan 'The Rock', 'The Untouchables', 'Finding Forrester' y 'First Knight', entre otras.
Pero sin duda, será recordado por darle vida al famoso espía británico en siete de las cintas de esa saga: 'Dr. No' (1962), 'From Russia with Love' (1963), 'Goldfinger' (1964), 'Thunderball' (1965), 'You Only Live Twice' (1967), 'Diamonds Are Forever' (1971) y 'Never Say Never Again' (1983).
Con 'Diamonds Are Forever', Connery batió un récord Guinness al convertirse en el actor mejor pagado por un solo filme, llegando a percibir 40 millones de dólares, cantidad que decidió donar enteramente a su fundación, Scottish International Educational Trust, que apoya la educación de niños con pocos recursos.
Pasaría más de una década, hasta que en 1983 aceptó interpretar de nuevo al agente del MI6, creado por el escritor Ian Fleming, en 'Never Say Never Again'.
Sin embargo su carrera no se frenó, pues en 1987 participó en 'The Untouchables', lo que le valió el Oscar al mejor actor de reparto, además de dos premios Baftas y tres Globos de Oro.
En el año 2000 fue nombrado caballero por la reina Isabel II, en Escocia, y en el 2003 decidió abandonar la gran pantalla, luego de estrenar 'The League of Extraordinary Gentlemen'.
Desde entonces el actor residía en las Bahamas, y una de sus últimas apariciones fue en una fotografía que su nuera, la cantante irlandesa Fiona Ufton, pareja actual de Jason Connery, publicó hace un año en Instagram para felicitarle por su cumpleaños 89.
Hijo de un obrero católico y de una empleada doméstica protestante, Sean Connery nació en el área de Fountainbridge, en Edimburgo, Escocia, el 25 de agosto de 1930.
Dejó la escuela a los 13 años y trabajó entregando leche, puliendo ataúdes y colocando ladrillos antes de unirse a la Royal Navy, la rama de guerra naval de las Fuerzas Armadas británicas.
Tres años después, fue invalidado del servicio tras padecer de úlcera péptica. Para ese entonces, ya había hecho tatuajes que dejaban claro sus pasiones: "Escocia para siempre" y "Mamá y papá".
En Edimburgo, se ganó la reputación de "hombre duro" cuando seis pandilleros intentaron robarle el abrigo, según revela BBC. Cuando Connery los confrontó, los maleantes lo siguieron, pero Connery ganó la pelea como lo haría siempre en su papel como James Bond.
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