“Hacia la independencia”

EL LIBERALISMO ESPAÑOL Y LA CONSTITUCIÓN DE CADIZ DE 1812

Como sabemos, los ideales de la Ilustración viajaron por todo el continente europeo y llegaron hasta América. En el caso concreto de España, durante el último tercio del siglo XVIII el liberalismo también se manifestó mediante la creciente demanda de diversos sectores sociales por acabar con el absolutismo e imponer el régimen republicano. Sin embargo, durante la invasión francesa, a principios del siglo XIX, ese sentimiento tomó forma. Así, en 1808, ante la ausencia de un monarca legítimo, el pueblo español organizó una Junta Gubernativa en Cádiz, la cual ejerció el gobierno durante la invasión y permitió, entre otros asuntos, que los liberales tomaran las riendas de la actividad política.

Con el objetivo de contar con representantes de todas las provincias del reino, incluidos los virreinatos, la junta convocó a elecciones en 1810. La noticia causó un gran revuelo en Nueva España, pues era la primera vez que los pobladores de las colonias participarían en los órganos de gobierno.

La Constitución de 1812 era heredera de las constituciones francesa y estadounidense de finales del siglo XVIII y sustituyó la condición de súbdito por la de ciudadano. Ambos términos aluden a la relación entre gobernantes y gobernados que debía regirse por los principios de igualdad y respeto a los derechos individuales. La Constitución de 1812 sólo tuvo una vigencia de dos años, pues cuando Fernando VII recuperó el trono, en 1815, la desconoció y reinstauró el régimen absolutista, con sus mismas leyes e instituciones caducas. Sin embargo, la situación económica española era precaria y el liberalismo habíá calado en diversos sectores sociales, que no veían con buenos ojos al monarca ni su idea de detener a toda costa los movimientos independentistas en Hispanoamérica. LOS CRIOLLOS NO DESAPROVECHARON LA OPORTUNIDAD Y SE MOVILIZARON DE TAL FORMA QUE LOS AYUNTAMIENTOS SE CONSTITUYERON SIN QUE EN ELLOS SE ELIGIERA A NINGÚN PENINSULAR. SIN EMBARGO, LEJOS DE TRAER LA CALMA A NUEVA ESPAÑA, LA CONSTITUCIÓN CONFROTÓ A IMPORTANTES SECTORES QUE LA ENCONTRABAN INSUFICIENTE (LOS AUTONOMISTAS) O EXCESIVA (LAS ANTIGUAS AUTORIDADES PENINSULARES) 

RESISTENCIA Y GUERRA DE GUERRILLAS 

En noviembre de 1815 el general insurgente José María Morelos fue capturado por el ejército realista, juzgado y ejecutado el 22 de diciembre del mismo año. Sin embargo, la insurgencia no terminó, sino que se mantuvo en diferentes regiones, dirigida por varios "caudillos", es decir, dirigentes militares que gozaban de la lealtad incuestionable de sus tropas. Entre ellos se contaban Vicente Guerrero, en el sur, y Guadalupe Victoria, en Veracruz. Esto significa que realizaban ataques sorpresa contra tropas aisladas, caravanas comerciales o viajeros indefensos. De esta manera dificultaron el comercio y el gobierno de Nueva España, con lo que impidieron que los gobiernos virreinales retomaran el control del virreinato como lo habían hecho con anterioridad. En abril de 1817 llegó a Nueva España una expedición bélica proveniente de Inglaterra, encabezada por Francisco Xavier Mina. En su exilio en Londres, Mina había sido convencido por el novohispano Servando Teresa de Mier de que la causa liberal sería mejor recibida en México, por lo que juntos llegaron con tropas de combate dispuestas a terminar con la monarquía. A diferencia de los caudillos insurgentes, Francisco Xavier Mina no estaba a favor de la independencia ni defendía su causa, de modo que no consiguió su apoyo. En consecuencia, fue capturado por el éjercito realista y ejecutado en noviembre de 1817.