Felix Maria Zuluaga Trillo y los conservadores

Enero 11 de 1858

A pesar de que el presidente Ignacio Comonfort había secundado el Plan de Tacubaya y el pasado martes proclamado por Félix María Zuloaga, para derogar la Constitución de 1857 y convocar a un nuevo congreso extraordinario constituyente, el propio Zuloaga, brazo armado de la Iglesia, desconoce su gobierno y apoyado por los conservadores forma un nuevo gobierno con civiles y sacerdotes, entre ellos al padre Francisco Xavier Miranda como Ministro de Justicia.

Días después, a la salida de Comonfort, celebrará un Te Deum en la Catedral de México y expedirá las “Cinco Leyes” que derogan la supresión de fueros, de desamortización y de  obvenciones parroquiales; además, devolverá sus empleos a quienes fueron despedidos por negarse a jurar la nueva Constitución.

Iniciada la guerra de Reforma, más que la política lo importante era el curso de la conflagración, cuya dirección en el lado conservador estaba a cargo de los generales Luís G. Osollo y Miguel Miramón, por eso Zuloaga será realmente una figura simbólica; de ahí que empleará su tiempo en asistir a la iglesia. Su actitud molestará aun a los conservadores y será sustituido el 24 de diciembre de 1824 por el general conservador Manuel Robles Pezuela que proclamará en su contra el Plan de Navidad.

La respuesta de los liberales en defensa de la Constitución será inmediata y ocho días después Benito Juárez instalará su gobierno en la ciudad de Guanajuato.

En 1855 representó a Chihuahua en la junta de representantes de los estados en Cuernavaca y hasta tomó parte en las dos campañas de Puebla contra los conservadores. Sin embargo, ya como comandante de una de las brigadas de la Ciudad de México, promulgó el Plan de Tacubaya y hoy pretende sustituir a Comonfort al iniciarse la guerra de Reforma.

Después de dejar la presidencia conservadora por segunda vez, Zuloaga pretenderá retomarla en 1860, pero Miramón lo llevará a campaña en calidad de detenido, pero escapará en León y marchará a la capital a solicitar el reconocimiento del Consejo de Gobierno, que le será negado. Sin embargo, volverá a ocupar la presidencia de los conservadores por tercera ocasión.

A la derrota de los conservadores se exiliará en Cuba para evitar ser aprehendido por los liberales por el asesinato de Melchor Ocampo y sólo regresará al país a la muerte de Juárez.

A la llegada del Imperio buscará sin éxito una alianza con los franceses.

Sus últimos años los pasará pobremente en la capital ocupado en la comercialización y venta del tabaco, hasta su muerte el 11 de febrero de 1898.