Cada vez que ve a un niño, a Susan Wanjiku se le caen las lágrimas.
El suyo se le robaron en 2016 en las calles de Nairobi, la capital de Kenia, cuando su hijo tenía tan solo 3 años y pocos meses.
Ahora, dice: "preferiría enterrarlo sabiendo que está muerto, antes de saber que se lo robaron".
A Rebecca Wanjiru, una mujer sin hogar, le robaron su bebé mientras dormía con sus hijos por la calle.
Nunca más volvió a saber de él.
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