En el contexto de un partido caliente, jugado casi bajo protesta por la injusta decisión de la AFA de hacer que en la última fecha equipos que pugnaban por el mismo objetivo lo hicieran en diferentes días. Por eso el primer tiempo fue tan áspero. Por eso la furia de Falcioni. Por eso las pulsaciones a mil de los protagonistas. Además del pésimo arbitraje de Rapallini (algo que ya no sorprende) que le anuló un gol legítimo a cada equipo y terminó el primer tiempo cuando Lautaro Martínez se iba camino del gol.
El complemento fue distinto. Los dos entendieron que empatar era morir un poco y fueron decididos a buscar el triunfo. Cada uno con sus armas y sus argumentos. El Taladro apostando al desnivel que aportan Sarmiento,Bertolo,Cvitanich y Sperdutti. La Academia con su nuevo sistema táctico, con el 5-3-2 flexible que a veces deviene en un 5-4-1. Con el catenaccio y todo lo que ofrece Acuña. Con la frescura de los pibes (Cuadra,Martínez,Gómez,Zaracho,Mansilla). Con su dignidad y su amor propio. Encontró el gol apenas iniciado el complemento y se refugió atrás. Sufrió el empate local luego de una doble tapada del "Chila" Gómez (cada día más seguro y afianzado) . Tuvo que reinventarse sobre la marcha e ir por los 3 puntos que lo dejaban con vida. Encontró el desnivel en un tiro cruzado de Pillud y amplió en una contra magistral que definió el Pulpo para el 3-1 definitivo.
Sonrió, fue feliz y sueña con la Libertadores...Objetivo que ya no depende de Racing. Ahora tiene que esperar otros resultados. El depender de los demás en fútbol es un mal síntoma, significa que algo no se hizo bien. Pero si es merecido destacar como la Academia desde el retorno de Diego Cocca logró enderezar su rumbo. Teniendo que lidiar con lesionados, suspendidos, convocados al seleccionado (algo que otros equipos no pasaron) y jugadores que se fueron antes de terminar la competencia (Bou, Orión, Alvarez, Brian Fernández). Así y todo se repuso ante tanta adversidad y armó una campaña enorme, sin brillo pero basada en el coraje y la practicidad. Por eso sueña y tiene el pecho inflado de orgullo. Porque nadie le regaló nada y sin embargo no lo pudieron voltear. Ni la AFA, ni los contratiempos, ni el viento, ni la marea, ni los que sueñan con verlo de rodillas...
Racing va, está vivo, de pie y mientras piensa en el futuro sigue ganando...