EL RIO Y SU CONTAMICION
En México, 70 % de los ríos están contaminados. El doctor en ciencias biológicas y especialista en ecotoxicología, Omar Arellano-Aguilar, ha estudiado los efectos que produce esa contaminación en distintas especies.
En ríos como el Lerma o el Atoyac ha documentado la presencia de sustancias químicas causantes de mutaciones genéticas que, incluso, pueden heredarse a las siguientes generaciones.
La actualización de las normas ambientales, su cumplimiento por parte de la industria y la revalorización comunitaria de los ríos son acciones que, asegura el investigador de la UNAM, tendrían que realizarse para comenzar el rescate de estos cuerpos de agua.
Los ríos siempre han estado presentes en su vida. Cuando era niño nadó y jugó en los afluentes del río Lerma, en el estado de México. Años después regresó a ese lugar para estudiarlo. Quería conocer cómo la contaminación de sus aguas afectaba a los organismos. Sus hallazgos revelaron que esos lugares que antes eran un motor de vida, ahora estaban llenos de sustancias que generaban cambios en el ADN de diversas especies. Desde entonces, Omar Arellano-Aguilar ha puesto su atención científica en los cuerpos de agua.
Arellano-Aguilar, doctor en ciencias biológicas, es uno de los impulsores de la ecotoxicología en México, disciplina que, entre otras cosas, permite conocer el impacto que tienen las sustancias químicas en los ecosistemas. Para este investigador, miembro de la Society of Environmental Toxicology and Chemistry, el trabajo científico debe ayudar a generar cambios positivos; por ello participa en iniciativas que promueven una mejor regulación de las sustancias químicas.
El profesor en el departamento de Ecología y Recursos Naturales de la Facultad de Ciencias de la UNAM, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, conversó con Mongabay Latam sobre la situación de los ríos en México.
Por qué decidirse a ser científico?
Desde niño tuve predilección por los experimentos, los laboratorios, el microscopio y todo lo que tenía que ver con la naturaleza. Cuando por primera vez tomé la materia de biología, quedé encantado. Y algo que siempre me ha gustado es el campo. Mi mamá, que es médico, hizo su servicio social en San Felipe del Progreso (Estado de México); mi hermano y yo pasamos ahí una temporada y son los recuerdos más vívidos que tengo de la vida en el campo: meternos a nadar en los ríos, ir detrás de las vacas y los borregos; tener nuestro pequeño huerto.
¿Y por qué dedicarse a estudiar a los ríos?
El tema me interesó cuando estudié la materia de contaminación ambiental y conocí más sobre los factores que dañan al ambiente. Me preguntaba: ¿cómo la contaminación, además de afectar el medio ambiente, podría interactuar con los procesos evolutivos de los animales y las plantas? Encontré que existía un área llamada ecotoxicología que integraba la parte de la contaminación ambiental con la parte ecológica y decidí empezar a trabajar en eso. Primero trabajé con moscas de la fruta (Drosophila melanogaster) y los cuerpos de agua. Monitoreamos el río Lerma (un afluente que recorre varios estados del país), recolectamos muestras de agua del río y exponíamos a poblaciones de moscas a esa agua. Detectamos la presencia de sustancias mutagénicas, que son aquellas que producen malformaciones. La mosca es un modelo de estudio muy usado en biología, entre otras cosas porque permite evaluar la calidad del ambiente y la posible presencia de moléculas que inducen daños genéticos. Eso me llevó a trabajar con los ríos.