Egan salva su peor día en el Egan salva su peor día en el Giro
Este miércoles se corrió una etapa complicada para Egan Bernal, quien sigue siendo el líder pese a no tener su mejor presentación. Y aunque fue un mal día, el ciclista colombiano llegó en la séptima posición en el decimoctavo día de competencia. El líder muestra debilidad por primera vez en este Giro, en una jornada de montaña resuelta con victoria de Dan Martin 7 Y, de repente, Egan Bernal se apagó. Clic. Un fundido a negro total que borró de un plumazo todo el esplendor acumulado. Todas las certezas, rotundas, exhibidas durante las dos primeras semanas de Giro se perdieron en los bosques del Trentino que abrazan la ascensión a Sega di Ala, puerto inédito en la 'Corsa Rosa' que será recordado como el día que el colombiano se mostró mortal, frágil, batible. [Narración y clasificaciones]
La corona de la carrera le sigue perteneciendo, pero ya no la tiene ceñida a la cabeza, sino ladeada, amenazando con estamparse contra el suelo. Sólo un día malo o el principio del fin, el tiempo dirá, pues quedan todavía dos jornadas alpinas en las que todo está por escribir, aunque hasta este miércoles pareciera lo contrario.
Si hasta ahora las sensaciones eran el mejor aval del líder, ahora lo es su cosecha, que sigue siendo abundante porque quienes le ejecutaron fueron Joao Almeida y Simon Yates. El portugués no cuenta para la general, porque en la primera mitad de carrera se dedicó a auxiliar a Remco Evenepoel y está a 8:45 del liderato. Pero el británico... Un ciclista impredecible como él, oscilante entre la euforia y la depresión, es siempre una amenaza, por mucho que Bernal todavía tenga 3:23 de renta. Entre uno y otro, Damiano Caruso, nunca brillante, siempre machaconamente regular
El Giro, lo ganó este miércoles una expectativa que parecía perdida. Y eso es lo más importante para el ciclismo, un deporte que no encandila por lo que ocurre, sino por lo que puede ocurrir. Y, sin que nadie lo esperara, todavía pueden pasar muchas cosas tanto el viernes como el sábado, antes de que la contrarreloj del domingo en Milán coloque el broche. Sigue siendo extraordinariamente difícil que a Bernal se le escape el triunfo final, pero... ¿Y sí? De ahí la belleza de este deporte, de ahí la importancia de lo que ha ocurrido en la etapa de este miércoles.
53 SEGUNDOS
"Estoy satisfecho, porque no ha sido mi mejor día. Traté de seguir a Yates, que hizo una gran subida en un puerto que le beneficiaba con grandes desniveles, pero fue demasiado. Al final, pude estar con Caruso, así que no está mal", se resignaba Bernal, calculador hasta en un momento así de duro y todavía en caliente. Su pérdida con el británico, 53 segundos, fue un mal menor visto lo visto. Porque la sensación que ofreció la carrera es que los plomos se le fundieron de forma repentina, sin previo aviso. Quizá uno de esos peajes posteriores a una jornada de descanso.
Porque hasta el momento en que cedió, a tres kilómetros de la cima, nada hacia presagiar su desfallecimiento. Es cierto que había sido el Bike Exchange de Yates el que había impuesto un ritmo duro durante la etapa, sobre todo en la ascensión a San Valentino, 15 kilómetros a una media del 7,6%, pero fue el propio Ineos el que tomó los mandos en la subida final, sólo explorada hace ya ocho años en el Giro del Trentino. Un coloso de 10 kilómetros, casi todos ellos por encima del 10% del desnivel, con rampas del 18%. Jonathan Castroviejo, un día más, hizo un trabajo impecable en favor de su jefe de filas, destrozando a Vlasov, Ciccone (que sufrió una caída que también afectó a Evenpoel), Bardet y Carthy. Una escabechina.
A falta de cuatro kilómetros para la cima, Almeida se movió. Bernal no se inmutó, pues el portugués no es rival, pero sí lo hizo cuando Yates lanzó su ataque. Desde el primer día, Bernal considera el británico como su principal oponente, el hombre que guía sus movimientos, del que menos se fía, al que más teme. Y saltó sin vacilar cuando puso las cartas sobre la mesa. En apariencia, con una facilidad pasmosa, sin permitir siquiera que fuera su fiel Daniel Felipe Martínez quien se encargara de cerrar el hueco.
Yates volvió a apretar poco después, pero Bernal se siguió agarrando como si no le costara. Junto a ellos, Martínez y Almeida eran actores secundarios. Por delante, Dan Martin se preparaba para culminar una gran exhibición, ganando escapado, reventando a todos sus compañeros de fuga a pie de puerto (incluido un Pedrero de nuevo notable) y completando en solitario la ascensión sin perder apenas tiempo con el grupo de favoritos. Un día memorable para el corredor irlandés, que se quita el regusto amargo del día del 'sterrato', en el que perdió sus opciones al podio.
Ajenos a la agonía de Martin, los cuatro mejores del grupo caminaban juntos cuando, de repente, Bernal explotó. No fue víctima de un ataque ni empezó a ceder terreno poco a poco. Fue como si alguien le hubiera colocado a traición 20 kilos de carga extra sobre su bicicleta. Se quedó clavado, avanzando a chepazos, con un Martínez incrédulo por lo que había ocurrido, tratando de descubrir cuál era el ritmo que necesitaba su líder para no desfallecer por completo. Hasta Caruso, descolgado tiempo atrás, le alcanzó. Puro sufrimiento.
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