Es un libro que denuncia certeramente las causas de la descomposición del alma humana a nivel mundial. El Médico Siquiatra Enrique Rojas, autor de esta obra, cual moderno Quijote, lanza certeros ataques a la nueva forma de vida que está adoptando el hombre de hoy, proponiendo soluciones idealistas, basadas en algo que suena extraño a la época, como es recuperar la capacidad de ilusionarse.
El hombre light, según el autor, es aquel que "carece de sustancia, sin contenido, entregado al poder, al éxito y al gozo ilimitado y sin restricciones", es el hombre que acuña términos como "todo vale" o "qué más da", renuncia al sufrimiento, abandona las situaciones desagradables o inconfortables en pos del placer, el cual confunde con la felicidad.
Pero frente a todo ello hay que poner sobre el tapete aspectos de la realidad que funcionan mal y que muestran la otra cara de la moneda. El autor define al hombre light como un ser sin esencia, vacío, que se rige principalmente por las siguientes características:
Primero el hedonismo y la permisividad. Ambas enhebradas por el materialismo, esto hace que las aspiraciones más profundas del hombre vayan siendo gradualmente materiales y se deslicen hacia una decadencia moral con precedentes muy remotos.
El hedonismo, significa que la ley máxima de comportamiento es el placer por encima de todo, cueste lo que cueste. El hombre light, al ser hedonista, busca solo relaciones superficiales que se centran en el sexo, las relaciones afectivas terminan convirtiéndose en relaciones físicas.
La permisividad significa que uno ya no tiene prohibiciones, ni territorios vedados ni impedimentos que lo frenen, salvo los códigos de las leyes cívicas. La permisividad se sustenta sobre una tolerancia total, que considera todo válido y lícito, con tal de que a la instancia subjetiva le parezca bien.
Después el materialismo, vivimos en un mundo plástico donde todo es desechable y no existe trascendencia, los ámbitos espirituales y culturales son ignorados y lo único que tiene un valor es aquello que tiene un precio. El hombre light solo tiene el interés de vivir el instante inmediato, el mundo gira alrededor del hombre light, para él, el placer y la comodidad son sinónimos de la felicidad, y la todo existe tan solo para satisfacer sus necesidades.
La filosofía del relativismo desemboca gradualmente en el escepticismo, pero existe una diferencia clara entre uno y otro: para el relativismo, la verdad es algo que está en constante cambio; para el escepticismo, la verdad absoluta sí existe, pero la razón humana es incapaz de alcanzarla.
El relativismo es hijo natural de la permisividad, para el hombre light no existe ni bien ni el mal, ya que todo depende del enfoque con el que él percibe la realidad, es decir, el hombre light es un ser amoral, un hombre que se guía por su instintos y deseos sin un sentido, cualquier análisis puede ser positivo y negativo; no hay nada absoluto, nada totalmente bueno ni malo y al no haber dicha existencia de la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, de esta tolerancia interminable nace la indiferencia pura.
El hombre light en el ámbito del consumismo, es poseído por sus intereses y pertenencias, la única meta del hombre es tener más; sin embargo, al ser permisivo y no tener límites ni un objetivo claramente definido, su ambición nunca podrá ser satisfecha, lo que terminará por arrastrarlo a una profunda depresión.
El autor en su libro propone soluciones para el hombre light, como lo es recuperar el humanismo: el hombre light empezará a dejar de serlo cuando cultive en su interior la sabiduría clásica, el significado del mundo romano, el amor por las tradiciones y la vuelta al pensamiento cristiano.
Amor, trabajo y cultura, pero sin falsear las palabras: Hay que hacer una llamada a la capacidad oral y espiritual si queremos que el hombre light salga de su estado actual en que sólo preocupa el dinero y el placer. Sí existe la solidaridad y su consolidación en el hombre actual, que es capaz de unirse con otros en un proyecto común para hacer un mundo mejor.
Volver a los valores: Se trata de conseguir un hombre más digno, que quiere ser más culto para ser más libre; hacer un mundo más cordial y comprensivo; crear un espacio más afectivo, donde quepan lo material, lo espiritual y lo cultural. Todo lo anterior nos ayudará a obtener la felicidad, siempre difícil y costosa, si existe unidad y sentido.
El autor domina en forma notable los complicados pasajes del pensamiento y la conducta humana, demuestra la incongruencia grave que existe entre ellas y las consecuencias que acarrea. Sin embargo, sus apreciaciones en otros campos, no logran el mismo nivel de claridad; me refiero específicamente a sus juicios relacionados con la democracia y el nacionalismo, que estimo debiera ser analizado con bastante detención.
No obstante, lo anterior, es una obra que remece profundamente la conciencia e invita a una detenida meditación, puesto que en sus diversos capítulos el autor propone el camino para terminar esta tendencia, verdadero desafío que implica retornar a los valores inmutables, a los principios que recibimos junto al seno materno. El Hombre Light es un libro que aquellos que aún vivimos de ideales debiéramos leer.
Enrique Rojas. (octubre de 2000). El hombre light. España: Planeta Argentina SAI.C.
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