Las abejas, los máximos polinizadores del mundo, están en riesgo, ¿y por qué lo están?

Los cálculos indican que entre el 60% y 90% de la flora silvestre necesita de la polinización como medio de reproducción, especialmente de la polinización realizada por insectos tales como las abejas, que resulta de vital importancia para mantener la biodiversidad y el equilibrio ambiental. Los reportes de los últimos años indican una disminución importante en la población de abejas, especialmente en Estados Unidos e Inglaterra, en donde la reducción de las colonias melíferas oscila entre el 30% y el 58%. Por esta razón, apicultores de muchas partes del mundo han manifestado su preocupación con respecto al decrecimiento constante del número de abejas en sus colmenas, algunos incluso reportan la desaparición completa de colonias. Este alarmante índice de desaparición tiene dos explicaciones principales: la monodieta y el envenenamiento de las abejas.

La monodieta, que es aquel estado alimenticio en el que cierto organismo se alimenta de una única cosa, es causada por el incremento y la extensión de los monocultivos, es decir, de las zonas que se encuentran dedicadas al cultivo de un solo producto que tiene una fuerte demanda en el mercado. Es estos casos, las abejas suelen consumir únicamente los productos allí cultivados, lo que causa fallas alimenticias en sus organismos. El envenenamiento, en cambio, es producido por el uso de insecticidas y plaguicidas en los cultivos, las cuales pretenden proteger las plantas para que la producción no se vea afectada, pero que en el proceso ocasionan que el sistema de polinización de las abejas deje de funcionar. Las insecticidas son el factor de envenenamiento más masivo y fatal para las abejas, pero otro factor de envenenamiento que de igual modo hay que buscar mitigar y controlar es la polución que se genera como consecuencia de los rápidos procesos de urbanización.