LA ANSIEDAD DEL VERANO

La ansiedad es un mecanismo natural del cuerpo humano que nos permite ponernos alerta ante sucesos comprometidos. Una ansiedad moderada y controlada nos permite estar en alerta  y tomar precauciones en situaciones peligrosas.

El problema viene cuando el sistema de respuesta a la ansiedad no actúa de forma correcta, o cuando se presenta en situaciones que no son de peligro. Cuando la ansiedad actúa de forma descontrolada, entonces hablamos de trastorno.

Las personas que sufren de ansiedad, pasan mejores y peores épocas, en función de muchos factores. Por ejemplo, está demostrado que durante el verano aumentan los casos de ansiedad y depresión. Las altas temperaturas de esta época hacen que nuestro cuerpo consuma mucha energía para poder mantener la temperatura interna, estando el cerebro hiperactivado y siendo esa aceleración la que nos lleva a un estado de ansiedad.

¿Cómo influye en clima en la ansiedad?

Cada persona es un mundo, y aunque a algunos les siente peor el invierno, otros aumentan sus síntomas en los meses más cálidos.

En invierno los días son más cortos y la falta de luz es muchas veces causante de la depresión. Sin embargo, otras personas ven la primavera como un momento de continua fatiga y tristeza. Se le conoce como astenia primaveral y se suele traducir en un cansancio crónico.

Mientras, en verano las altas temperaturas favorecen la ansiedad. El calor acentúa la sensación de agobio y permanecer en lugares cerrados sin ventilar aumenta los síntomas de la ansiedad.

¿Cómo podemos evitar la ansiedad en verano?

Además de los típicos consejos para superar la ansiedad, en verano, y en los meses de temperaturas altas, hay que seguir una serie de consejos:

• Evitar bebidas con cafeína o con mucho azúcar.
• Evitar las bebidas con alcohol, al aumentar la temperatura corporal.
• Evitar comidas en grandes cantidades y muy grasas.
• Utilizar ropa que transpire el sudor.
• Evitar la actividad física de forma intensa.