Hace pocas horas, en el Edificio Centinela de la Gendarmería Nacional, se debatió un interrogante que cruza a la sociedad argentina y tiene repercusión internacional: ¿Alberto Nisman fue asesinado por denunciar un pacto para encubrir el atentado de la AMIA?
El debate técnico se hizo frente a una réplica exacta del baño donde apareció muerto el fiscal federal, y tuvo como protagonistas a 34 peritos que representaban a las partes en conflicto y a la Gendarmería, designada por la justicia para determinar si a Nisman lo mataron o se suicidó.
La Gendarmería tiene una conclusión terminante: el fiscal fue asesinado de un tiro en la cabeza, que se intentó ocultar modificando el escenario del crimen, para simular un presunto suicidio gatillado por una eventual crisis anímica.
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