Evitar el desayuno o alimentarse mal al empezar el día duplica el riesgo de desarrollar una ateroesclerosis, un aumento del espesor de la pared de las arterias que puede ser fatal, según un reciente estudio publicado en el Journal of the American College of Cardiology (JACC).
Los autores del trabajo estudiaron durante seis años a 4.000 trabajadores de mediana edad residentes en España. Un cuarto de ellos tomaba un desayuno rico e ingería al menos el 20% de las calorías diarias en esa comida, pero la gran mayoría, un 70%, apenas ingería en la primera comida entre el 5% y el 20% de las calorías diarias. El 3% no comía prácticamente nada.
Este último grupo "tiende a tener hábitos alimenticios menos sanos y una mayor prevalencia de factores de riesgo cardiovascular", hallaron los investigadores, que descubrieron lesiones causadas en las arterias antes de la aparición de síntomas o del desarrollo de la enfermedad. Este riesgo aparece independientemente de otros factores como el tabaco, el nivel de colesterol o el sedentarismo.
"La gente que se salta habitualmente el desayuno, probablemente tiene un estilo de vida poco sano en general", dijo el prestigioso cardiólogo español Valentin Fuster, director del hospital estadounidense Mount Sinai Heart de Nueva York y redactor jefe de JACC. "Este estudio prueba que se trata de una mala costumbre que la gente puede cambiar proactivamente para reducir su riesgo de enfermedad cardiovascular", añadió.
Los investigadores utilizaron ultrasonidos para identificar eventuales depósitos de grasa en las arterias o signos precursores de enfermedad y hallaron que las personas que consumen menos del 5% de las calorías diarias recomendadas en el desayuno, tienen de media dos veces más grasa en las arterias que las que consumen un desayuno muy calórico. Tienen, además, mayor perímetro abdominal (lo que incrementa el riesgo cardiovascular), un índice de masa corporal más alto, presión arterial más elevada, más lípidos en sangre y niveles más altos de glucosa en ayunas.
Estudios anteriores ya habían asociado un desayuno sano con un buen estado de salud, menos peso, un régimen equilibrado y menos riesgo en lo relativo al colesterol, la presión arterial y la diabetes. Saltearse el desayuno se había visto también que incrementaba la probabilidad de desarrollar una enfermedad coronaria.
"Aunque quienes se saltan el desayuno están intentando por lo general perder peso, a menudo terminan comiendo más comida y menos sana al final del día. Omitir el desayuno puede provocar desajustes hormonales y alterar los ritmos circadianos", explicó Prakash Deedwania, profesor de medicina de la Universidad de California, en un editorial que acompaña a la publicación. "Que el desayuno es la comida más importante del día quedó demostrado a la luz de esta prueba", concluyó.
Este descubrimiento podría proporcionar una herramienta importante en la lucha contra las enfermedades cardiovasculares, causantes de la mayoría de muertes en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), unas 17,7 millones de personas murieron de estas patologías en 2015.
Fuente Clarín
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