La pasada noche, 13 de abril, cambió el patrón orode la NBA. Cambió el sistema métrico, hasta el huso horario de la historia de la Temporada Regular. No ha dejado de repente de ser la NBA de los Bulls del 72-10, porque estas hazañas también engrandecen a los quedan atrás, pero ahora es por encima de todo la NBA de los Warriors del 73-9. Repito lo obvio: en Temporada Regular. Los playoffs están a la vuelta de la esquina y tienen su propia narrativa, la de la hora de los valientes. Pero ayer, 13 de abril, la NBA dio un salto generacional, cambió para siempre para inaugurar un nuevo panteón que llevaba en obras desde el primer tercio de la temporada, cuando la estampida inicial del campeón pluscuamperfecto,Golden State Warriors, le elevó a un 24-0 que no solo era un récord en sí mismo: era la invitación a mirar a los ojos al récord de récords, a una inmortalidad que ahora pide a gritos otro anillo pero que puede desvincularse de él.
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