Para cultivar muchas de las frutas que comemos hace falta suelo y agua, y nutrientes... Pero, además, es necesaria la acción de los polinizadores. Tres de cada cuatro especies de las que usamos para alimentarnos dependen, al menos en parte, de que insectos o animales trasladen el polen para la fertilización. Y las abejas son las reinas.
En las últimas décadas, sin embargo, hemos cambiado nuestra forma de cultivar la tierra y producir alimentos. Desde mediados del siglo pasado utilizamos muchos más pesticidas (y fertilizantes) químicos, las explotaciones son más grandes y nos centramos en un número más pequeño de especies, afectando así a la biodiversidad. Todos estos cambios, junto a la aparición de parásitos o avispas invasoras, están perjudicando a las abejas, que son un elemento esencial de nuestros ecosistemas.
El 20 de mayo ha sido designado por Naciones Unidas como Día Mundial de las Abejas. En esta jornada, que celebra y recuerda su importancia y que ha sido impulsada por el Gobierno de Eslovenia, aquí van nueve datos sobre estos insectos y su labor polinizadora:
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Las abejas polinizan 170.000 especies diferentes de plantas.
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Al menos un tercio de cada cucharada que te llevas a la boca depende de la polinización.
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Una abeja melífera produce una doceava parte de cucharada de miel en toda su vida.
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Para producir un kilo de miel, una abeja debería visitar cuatro millones de flores y recorrer una distancia equivalente a dar la vuelta al mundo cuatro veces.
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Una colonia de abejas es comparable con una ciudad pequeña en cuanto al número de individuos. Aloja entre 30.000 y 60.000 obreras, de 300 a 1.000 zánganos y una reina.
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No hibernan, sino que siguen activas durante todo el invierno. Sin embargo, en esta época se juntan para calentarse unas a otras.
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Las melíferas son la única especie de abeja que muere tras lanzar una picadura.
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Las abejas son constructoras con un gran sentido de lo económico y lo racional. Los panales están entre las estructuras mejor diseñadas y organizadas de la naturaleza: sus paredes se juntan en ángulos de 120º, formando hexágonos completos.
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Salen de la colmena en cuanto la temperatura exterior supera los 10 ºC.
Y otras cinco medidas que los ciudadanos de a pie pueden tomar para ayudar a protegerlas:
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Cultivar plantas con fines decorativos en terrazas, balcones y jardines.
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Colocar cajas (fabricadas por uno mismo o compradas) para que las abejas se puedan instalar en terrazas o jardines.
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Utilizar pesticidas que sean inofensivos para las abejas y al pulverizarlos sobre las plantas, hacerlo en días sin viento, temprano por la mañana o al final del día, cuando las abejas están en sus colmenas.
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Concienciar a niños y jóvenes sobre la importancia de estos insectos.
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Evitar cortar el césped o segar cuando las plantas están floreciendo, y hacerlo siempre a últimas horas de la tarde.
La Unión Europea ha limitado recientemente la utilización de tres insecticidas perjudiciales para las abejas en los cultivos al aire libre. En este sentido, la FAO (agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura) señala la agroecología como un camino por el que proteger a estos insectos y su labor agrícola. Las prácticas de este tipo de agricultura ecológica rechazan el uso de pesticidas químicos y tratan de aprovechar las actuaciones de todos los componentes del ecosistema.