Las personas naturales han moderado la toma de créditos. De hecho, al cierre de febrero, sus deudas con el sector financiero sumaban 205 billones de pesos, apenas cinco por ciento más que el año pasado. Así lo señala el Reporte de Estabilidad Financiera del Banco de la República, según el cual casi dos tercios corresponden a préstamos de vivienda, y el resto a créditos hipotecarios.
Pero además, el informe señala que este año ha bajado la carga financiera de los hogares. Así, por cada 100 pesos que reciben las familias de ingresos, destinan 17,4 pesos al pago de cuotas de sus préstamos (capital e intereses). Dicho nivel se mantiene muy cerca al promedio histórico, explicó Daniel Osorio, director del departamento de Estabilidad Financiera del Banrepública, y de hecho se está reduciendo en línea con el menor endeudamiento de los hogares. A esto, añadió que la cifra está lejos de lo que en la literatura internacional se consideran indicadores de alarma, pues cuando está en 30 por ciento hay riesgo, y si llega al 40 por ciento hay vulnerabilidad. De todas maneras, cabe recordar que a lo largo del 2017 hubo un incremento de más de dos puntos en la carga financiera, pues hubo familias en las cuales el ingreso se vio afectado por la situación económica y tuvieron que pedir prestado para sobreaguar la coyuntura.
En cuanto a las empresas, el reporte señala que ha disminuido la proporción de deuda en moneda extranjera frente al total. Mientras que en su punto más alto alcanzó a ser mayoría, hoy representa menos del 30 por ciento del total, lo cual hace a las empresas menos vulnerables a los movimientos pronunciados de la tasa de cambio. Y, tal como se viene advirtiendo desde hace varios meses, la cartera comercial ha tenido un deterioro marcado, presionado por empresas del sector eléctrico (Electricaribe), de transporte (sistemas masivos) y más recientemente en el sector de la construcción, que si bien pesa menos, la situación es más generalizada entre las empresas.
Entre tanto, el informe señala que, a pesar de que la desaceleración económica trajo menor crecimiento de la cartera y rentabilidades más bajas en el sector, los indicadores de solvencia y de liquidez están por muy encima de los mínimos que exige la regulación. Y en la medida en que la economía avance en su recuperación, seguirán disminuyendo las vulnerabilidades para el sistema financiero local. Incluso, en un escenario extremo adverso, de bajo crecimiento en un periodo largo, menor acceso a financiamiento externo y una mayor materialización del riesgo de crédito, las entidades del sector disminuirían sus indicadores de solvencia, pero aún así, seguirían por encima de los estándares mínimos.
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