LA SEQUÍA EN MÉXICO
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LA SEQUÍA EN MÉXICO

Cristian Avila Cadena | 18 may 2018

“SEQUÍA EN MÉXICO”

 

INTRODUCCIÓN

 El tiempo seco de larga duración. Existen dos tipos de sequía; la meteorológica, que se da cuando deja de llover por largos tiempos, y la hidrológica, que se da cuando la sequía meteorológica se mantiene. Esto provoca aridez en el lugar donde se presenta la sequía, y consecuentemente, puede provocar que el lugar se vuelva desértico. Todo esto, provocado por la falta de agua/lluvias. Los más afectados por estos acontecimientos son los campesinos y ganaderos, ya que los sembradíos no pueden dar fruto y los animales de ganaderías no tienen forma de hidratarse ni sobrevivir a tan extremas condiciones. Este ensayo está hecho con el fin de informar acerca de los peligros que se asoman detrás de esta problemática, dar a conocer las consecuencias que enfrentan las personas, lugares y animales que ya viven bajo este acontecimiento y las maneras de sobrevivir a algo así en caso de que la sequía llegue a nuestros estados o regiones.

DESARROLLO

México ha padecido los múltiples efectos de la sequía a lo largo de su historia.

Aun cuando no se conocen con exactitud las fechas en que ocurrieron, se sabe de la existencia de periodos de sequía en el México antiguo. Se tiene conocimiento de una severa sequía ocurrida en 1450: "En esos años llovía fuego, se perdían las cosechas y bajaba el nivel de la laguna".

Hambre, migración y muerte eran el resultado de estos periodos de ausencia de lluvias, que alteraba no sólo la actividad agrícola sino la vida misma de las comunidades.

Las antiguas civilizaciones prehispánicas realizaban estudios de astronomía y astrología para predecir el clima y sus efectos en la producción agrícola. Con la celebración de ciertas fiestas y ceremonias religiosas buscaban atraer buenos temporales. Para prevenir los efectos de la sequía, en algunos lugares hacían terrazas o chinampas, con las que conservaban una mayor humedad en el suelo.

En 1521, Hernán Cortés tomó Tenochtitlan. Sin embargo, el mundo prehispánico permaneció vivo. Se estima que entre 1725 y 1727 perecieron de hambre más de 17 mil personas en Yucatán a causa de las malas cosechas por la falta de lluvias.

Durante la época colonial se registraron un total de 75 periodos de sequía entre 1521 y 1821. Se sabe de prolongadas sequías en el Bajío y en Coahuila, que llegaban a durar hasta cinco y siete años. Los alimentos escaseaban y, por tanto, su precio aumentaba. La falta de alimentos era la causa de epidemias entre la población. La presencia de mendigos y desempleados se multiplicaba en las principales ciudades de la Nueva España. Una sequía en particular se ha caracterizado como la más grave del periodo colonial: la ocurrida entre 1785 y 1786, que abarcó casi todo el territorio novohispano.

Fue la más grave crisis agrícola experimentada por los pobladores de la Nueva España. A partir de ella se desató una espiral inflacionaria que duraría veinte años. Estos sucesos, aunados a los descontentos sociales y a los problemas políticos que existían en la Nueva España y en la metrópoli, fueron factores detonantes en el estallido de la guerra de Independencia en los primeros años del siglo XIX.

Se sabe que entre 1822 y 1910 hubo un total de 39 periodos de sequía, aunque se desconoce su duración exacta. En esta época ya se mencionan otros estados del país azotados por las sequías, como Yucatán, Veracruz, Jalisco y Durango, además del Valle de México, Coahuila y el Bajío.

Del total de las sequías registradas durante este periodo, las más graves ocurrieron a lo largo de 1849 a 1852, 1891 y 1892. Afectaron en particular la zona norte del país, provocando una carestía de los alimentos básicos y el aumento en los precios del maíz, frijol y trigo.

Las sequías en los últimos años

Desde 1996 hasta 2003 han sido años deficitarios en lluvias, por lo que este periodo ha sido uno de los más drásticos y prolongados de deficiencia de agua. La sequía en muchas partes del norte aún no termina.

Los desastres, tales como la sequía en su fase más crítica, constituyen detonadores de situaciones sociales, económicas y políticas preexistentes. En el momento de la emergencia afloran conflictos, relaciones y situaciones que no aparecen con tanta claridad cuando la vida no es alterada por la ausencia o escasez de agua. 

 INFORMACIÓN SOBRE EL AUTOR:

Miguel Esparza.

Cristian Ávila

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