El sorteo dispuso que en la segunda jornada de partidos se encontraran las selecciones de Rusia y Egipto. Los locales venían de triunfar por 5 a 0 contra Arabia Saudita en el encuentro en el que les correspondió abrir la competición, mientras que ‘los faraones‘ fueron vencidos por Uruguay con un gol de José María Gímenez en las postrimerias del partido. Como componente adicional, este sería la primera aparición de Mohammed Salah, jugador revelación de las grandes ligas de Europa, que se había perdido el debut de su equipo por lesión.
San Peterbursgo presenció así como su selección saltaba al terreno de juego para buscar conseguir los tres puntos que le aseguraran un lugar dentro de la siguiente fase. Por su parte, los egipcios tenían esperanzas puestas en su estrella y sus 32 goles en el viejo continente. Ambos se jugaban una final que comenzó con el pitazo del colegiado paraguayo, Enrique Cáceres.
Golovin tomó la batuta de la ofensiva rusa y mediante pases y gambetas trató de llevar peligro al campo de juego rival. Iganishevich, Cheryshev y Dzyuba también generaron ocasiones que no culminaron en gol, pero que, en cierta medida, eran un reflejo de lo que más adelante sucedería.
Se fueron en igualdad al entretiempo y de regreso en la cancha continuó la embestida de los locales. Rápidamente la presión alta y el interés por atacar rindieron sus frutos cuando, después de un centro que atravesó toda el área de Egipto y un débil remate a portería, Ahmed Fahty, en su intento de impedir Dzyuba hacerse con la posesión, impactó el balón con su rodilla y le dio trayectoria de gol. El cancerbero El Shenawy hizo su mayor esfuerzo, pero no pudo evitar el autogol.
Los rusos se fueron arriba y esto les dio la opción de aprovechar los espacios brindados por su rival. Tan solo diez minutos habían pasado del tanto en propia puerta de Fahty cuando el lateral derecho Mario Fernandes incursionó en la ofensiva y lanzó un buscapiés que sería embocado por el ex Real Madrid, Denís Cheryshev. 2 a 0 arriba y el juego parecía sentenciado.
Esto último se confirmaría tres minutos más tarde con el tercer gol en los pies de Dzyuba. El ariete del Arsenal Tula de su país, haciendo uso de su estatura y poder físico, ganó por arriba un pelotazo de su compañero Kutepov y con la pierna derecha acomodó el esférico dentro de los tres palos.
La rabia era evidente en los rostros de los futbolistas egipcios. Su primera vez en un Mundial se estaba limitando a la fase de grupos y esto quizá los impulsó a busca algo de honra. El estratega argentino, Héctor Cúper, ordenó a sus dirigidos subir filas y consiguieron un penalti a favor. En esta ocasión fue necesario que el árbitro cotejara lo sucedido con el VAR para poder determinar con claridad una mano dentro del área rusa.
La pena máxima fue ejecutada por Salah que obtuvo su primer gol en Mundiales y tendrá la posibilidad de aumentar este número en la tercera y última fecha. Lamentablemente para él, ya no habrá nada en juego. En cambio, la selección rusa se enfrentara a Uruguay con muy buenas chances de culminar como líder del Grupo A.