Se llevó la atención de las cámaras durante los actos protocolarios. Saltó al campo con la banda de capitán, liderando a sus compañeros, y cantó el himno al borde del llanto. La escena no podía producir algo diferente a una profunda emoción. Se consumaba la revancha de un guerrero que se perdió el pasado Mundial por una lesión que lo obligó a remar contracorriente y desafiar a todos aquellos que no creían en él. Sin embargo, no pensó que sus primeros minutos lo enfrentarían inmediatamente con la adversidad.
Colombia tomó la iniciativa y se hizo dueño del balón rápidamente. Esto forzó a los nipones a jugar en largo para tratar de librarse de la asfixia a la que estaban siendo sometidos. Y fue en uno de esos rechazos que tomaron mal parados a los centrales colombianos, lo que desembocó en un mano a mano que salvó Ospina, pero el rebote cayó en los pies de Kagawa que impactó y vio como Carlos Sánchez impedía que el esférico siguiera su trayectoria. Penalti para Japón y tarjeta roja para ‘La Roca‘.
El jugador del Borussia Dortmund marcó desde los once pasos y era necesario reestructurar el planteamiento. Pekerman llamó a Falcao a la línea de banda y le dio instrucciones para que las transmitiera a los demás. Su esfuerzo y carácter iban a ser vitales en lo que quedaba de la primera mitad.
Pocos balones llegaban a sus pies y, pese a tener a Juan Fernando Quintero jugando atrás suyo, la dinámica de juego carecía de profundidad. Él luchó, sufrió múltiples faltas, forcejeó para obtener el balón e hizo creer que la remontada era posible. En un centro a los quince minutos de juego intentó desviar la trayectoria del balón y desubicar a Kawashima. El tiro final fue débil, pero era su primer aviso.
Continuó en una férrea batalla contra los defensores japoneses y era frecuente ver su cuerpo en la gramilla del Mordavia Arena. Alrededor de los 38 minutos, cuando resultaba evidente que había más ganas que claridad en el combinado nacional, trató de interceptar un rechazo defectuoso de los asiáticos y fue derribado al borde izquierdo del área. Nuevamente al piso, pero tanta determinación traería sus frutos.
Quintero acomodó el balón, hizo una corta carrera y, cuando todos pensaban que lanzaría por encima de la barrera, realizó un tiro rastrero que vencería al portero rival. Alegría total en Saransk y en Colombia. Todo apuntaba a que la ‘tricolor‘ seguiría de largo y cosecharía su primera victoria en tierras rusas.
Así se fue el primer tiempo y la expectativa quedó puesta en lo que pudiera hacer Falcao en los 45 minutos restantes. Ya con el juego en tablas tendría más espacios y estaría sin la presión de tener que empatar el marcador prontamente. Su primer tanto aparentaba estar cerca.
Skomina pitó por segunda vez y Colombia intentó buscar el arco rival. Lamentablemente, el hombre de más se hizo notar y los japoneses hicieron rotar la pelota, impidiendo así que Quintero y Falcao pudieran generar alguna ocasión de gol. Ante esto, Pekerman movió los hilos de se equipo e hizo ingresar a Carlos Bacca y James Rodríguez. El objetivo era que el 9 del Mónaco no estuviera tan solo.
Las modificaciones no surtieron efecto. Japón se acercó a Ospina y en el 74 volvió a tomar la ventaja. Osako embocó un tiro de esquina tras ganarle a Santiago Arias en el salto y sentenció las esperanzas colombianas. Caras largas en los hombres de camiseta amarilla.
‘El Tigre‘ hizo lo que pudo. Volvió a luchar los balones que venían por arriba y se desmarcaba a la espera que algún balón le llegara a sus pies. Se vio obligado a posponer su gol después que se acabaran los cinco minutos de adición. El destino aún tiene esa deuda con él y él piensa saldarla.
Su tranquilidad salió a relucir en las palabras que dio después del encuentro. Hizo un llamado a la calma y recalcó el empeño del equipo.
"Lo dimos todo", dijo nuestro capitán.