Uno de los rasgos fundamentales de la conducta moral es que está guiada por unos valores morales: decir la verdad, por ejemplo, es un valor moral y nuestro comportamiento será moral siempre que digamos la verdad; cuando mentimos, nuestro comportamiento es inmoral. Cuando no prestamos atención a esos valores morales, nuestra conducta es amoral. Dicho de otra manera, la conducta moral significa que nos sentimos obligados a cumplir con nuestro deber en una determinada situación. Ahora bien, con frecuencia las situaciones a las que hacemos frente son complicadas y son varios los valores que están en juego, resultando difícil respetarlos todos o seguirlos completamente. Esto es lo que se llama habitualmente un dilema moral: una situación en la que estamos ante una alternativa que nos hace dudar y no tener demasiado claro lo que debemos hacer. En algunas ocasiones puede que no nos demos cuenta ni siquiera de que existe un dilema moral, pues no nos paramos a analizar la situación y prestamo