Por: REDACCIÓN TECNÓSFERA*
12 de marzo 2019 , 07:19 a.m.
La Organización Europea para la Investigación Nuclear (Cern) es conocida mundialmente por albergar el laboratorio de física de partículas más grande del mundo. No en vano es la sede del Gran Colisionador de Partículas o LHC (Large Hadron Collider).
Y, con todo, pocos suelen recordar que allí nació también el invento que cambió la historia moderna: la red mundial (WWW, por las siglas de su nombre original, World Wide Web) o simplemente la web. Por eso, allí se celebrará hoy el trigésimo aniversario de su creación.
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La ocasión estará encabezada por el padre de la web, Tim Berners-Lee, y se usará para pasar revista a lo bueno y a lo menos bueno que su invención ha aportado desde entonces a la humanidad. Temas como la necesidad de reforzar la transparencia y las crecientes amenazas de censura marcarán las deliberaciones.
La iniciativa que Berners-Lee le entregó a su jefe el 12 de abril de 1989 se convertiría en diciembre del año siguiente en el primer navegador, sitio web y servidor, los cuales empezaron a funcionar coincidiendo con la Navidad de 1990, para cuando el físico especializado en ciencias informáticas había definido ya los conceptos básicos de lo que serían los html, el http y el URL.
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De hecho, la primera página web de la historia se dedicó a ofrecer información acerca del proyecto de la WWW, que abrió las puertas de internet, una infraestructura ya existente pero que había encontrado innumerables problemas para funcionar como una red y que sin la invención de Berners-Lee nunca se habría convertido en la herramienta que ha cambiado la vida de prácticamente todos.
Hoy se estima que la mitad de la población mundial tiene acceso a la web
Los desarrollos posteriores fueron rápidos, y en abril de 1993, el Cern decidió que el WWW debía ser de dominio público, y de 500 servidores conocidos ese año se pasó a más de 10.000 al año siguiente, de los cuales 2.000 eran para usos comerciales. Para entonces, los usuarios de ese protocolo eran 10.000, mientras que hoy se estima que la mitad de la población mundial tiene acceso a la web.
El uso de internet, sin embargo, está retrocediendo en varios países por restricciones de acceso que cada vez más Estados imponen para limitar la libertad de expresión y el derecho a la información.
El ejemplo clásico es China, en donde las autoridades mantienen una fuerte censura sobre los contenidos y no dudan en sancionar a empresas por contenidos que juzgan inapropiados; pero esta problemática está mucho más extendida en el mundo.
Las protestas de este fin de semana en Rusia contra un proyecto de ley sobre la desconexión de internet en caso de amenazas externas que se debate en el Parlamento es el ejemplo más reciente de esa tendencia, que se observa también en países como Turquía, Irán, Egipto o India, entre otras naciones.
En Occidente, las preocupaciones son de otra naturaleza y, al tiempo que se defiende la libertad de internet, se aboga por regulaciones que protejan la privacidad de los individuos y hagan a las compañías tecnológicas responsables de los excesos en los que puedan incurrir.
Los desafíos que se presentan en el trigésimo aniversario de la web serán debatidos hoy en el Cern, en un panel de especialistas, empresarios de internet, defensores de los programas en código abierto y gratuitos. También hablarán científicos que trabajaron con Berners-Lee en el Cern cuando él trabajaba en su proyecto.
La visión de una web más humana
Tim Berners-Lee presentó el año pasado una propuesta de código abierto para revolucionar la web que él mismo creó. El fin es que los usuarios tengan un mayor poder sobre su identidad en línea.
Para Berners-Lee, director del World Wide Web Consortium (W3C), “la gente quiere tener una web en la que puedan confiar. Quiere aplicaciones que la ayuden a hacer lo que quieren y necesitan hacer, sin espiarla”.
El proyecto Solid es una plataforma que permitirá a los usuarios consolidar sus datos en un espacio de almacenamiento en línea, denominado pod, una especie de USB segura para la web.
La gente quiere tener una web en la que puedan confiar. Quiere aplicaciones que la ayuden a hacer lo que quieren y necesitan hacer, sin espiarla
“Dará a las personas, los desarrolladores y las empresas formas totalmente nuevas de concebir, crear y encontrar aplicaciones y servicios innovadores, confiables y beneficiosos”, manifestó Berners-Lee en Medium.
La iniciativa daría vida a una especie de estándar de identidad digital, que estaría en la capacidad de validar la identidad de un usuario y configurar el perfil de este en aplicaciones o servicios basados en el sistema de Solid.
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