El trío conformado por la flautista alemana Tabea Debus, y los británicos Sam Stadlen (viola da gamba) y Alex McCartney (tiorba) fue recibido con entusiasmo por el público de la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luís Ángel Arango el pasado domingo 31 de octubre. La audiencia se mostró receptiva a cada una de las interpretaciones y explicaciones, dadas en español e inglés, a lo largo del concierto. Un copioso aplauso ‘forzó’ a un esperado bis y muchos asistentes aguardaron en el foyer de la sala para saludar y pedir un autógrafo a los intérpretes. Este fue el décimo segundo concierto de la Temporada Nacional de Conciertos que realiza el Banco de la República en Bogotá. En su primera visita a Colombia, Tabea Debus se presentó también en Leticia, Florencia, Neiva, Ibagué, Girardot y Popayán.
Debus es una intérprete de flauta dulce (o flauta de pico) con una intensa actividad artística como solista invitada de orquestas y ensambles; a su vez es profesora, tallerista, y directora de su propio ensamble musical (Ensamble Tr!jo). Aunque es una especialista en música antigua y barroca, también es intérprete de música contemporánea. Los jóvenes compositores británicos Alastair Penman y Christophe Leith le dedicaron en el 2017 sus obras Mirrored Lines y Bendy Broken Telemann No. 3, compuestas para la conmemoración de los 250 años de fallecimiento del compositor alemán Georg Philipp Telemann, con base en sus Fantasías 2y 3 para flauta sin bajo (TWV 40:3 y 40:4), todas estas incluidas en el programa de concierto.
Las Fantasías para flauta sin bajo de Telemann fueron innovadoras para su época pues, hasta entonces, era infrecuente que se compusiera música para un instrumento solista sin acompañamiento alguno. Así, los roles de solista y acompañante se integran en la composición, teniendo como resultado una línea melódica imbricada que salta continuamente entre melodía y bajo. Bendy Broken Telemann No. 3 de Leith se interpretó insertada entre el segundo y tercer movimiento de la Fantasía No. 3 de Telemann en la primera parte del concierto.
La obra de Leith requiere que se ejecute con dos flautas de pico que se tocan alternada y simultáneamente, teniendo entre ellas una diferencia de medio tono en la afinación. Esta breve obra toma el motivo principal del vivace que la antecede y poco a poco se funde en una textura de trinos que desdibuja por completo su base tonal. En la segunda parte se interpretó la Fantasía No. 2 de Telemann seguida de Mirrored Lines de Penman. Ambas obras tienen una mayor exhibición de virtuosismo reflejado en el uso de respiración continua, frullato, sordina (que se logra tapando su extremo inferior con el muslo), extensión del registro agudo (logrado de forma similar) en Telemann, y complementado con afinación de cuartos de tono, sputatto o slap tongue y canto dentro de la flauta en Penman.
A diferencia de otros conciertos, los intérpretes permanecieron dentro de la sala durante el mismo, en razón a que la viola de gamba y la tiorba utilizan cuerdas hechas en tripa, un material orgánico susceptible a los cambios de temperatura que afecta su afinación, pues ambos instrumentos son réplicas de los usados durante el siglo XVIII. El uso de réplicas es un elemento de autenticidad característico de los ensambles de música antigua que buscan hacer una interpretación lo más fiel posible a las condiciones de origen. Ambos instrumentos son parte del llamado continuo o fundamento, esto es, del grupo instrumental que desarrolla el contenido armónico de cada obra. Sin embargo, se incluyeron dos piezas solistas para cada uno de ellos; en la primera parte Sam Stadlen interpretó la Fantasía No. 6 para viola bajo, TWV 40:31 de Telemann, a su vez, en la segunda parte Alex McCartney interpretó el Prélude et passacaille de Robert de Visée.
Como se evidencia, el programa giró en torno a las fantasías y sonatas de Telemann a las cuales se contrapusieron las de Bach, Händel, de Visée y Blavet, incluyendo dos arreglos de las arias Sorge nel petto de la ópera Rinaldo de Händel y Fa pur Guerra de la ópera Flavius Bertaridus de Telemann. Sin embargo, creo que la segunda parte del concierto estuvo mejor contrastada que la primera. Recibo con agrado el haber escuchado por primera vez la Sonata seconda del Tercer libro de sonatas de Michel Blavet, seguramente un compositor conocido por maestros y estudiantes de flauta; también resalto la fluida interpretación de Tabea Debus de la Fantasía No. 2 para flauta sin bajo de Telemann como del grupo en su Sonata para flauta de pico, TWV 41:d4, muy apropiada como obra de cierre.
La copiosa asistencia a los conciertos de música antigua, especialmente de jóvenes a partir de los veinte años, demuestra un renovado interés por este tipo de música que, en los últimos años, se ha abierto a nuevas propuestas de interpretación donde se fusionan músicas tradicionales latinoamericanas, o con géneros de la música contemporánea.
Compositor y musicólogo de la Universidad Nacional de Colombia, miembro del Círculo Colombiano de Música Contemporánea CCMC.
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