Un fuerte enfrentamiento entre el senador Gustavo Petro, líder de la Colombia Humana; y Faustino Asprilla, exjugador de la Selección Colombia, tiene convulsionadas las redes sociales. En esta ocasión, lamentablemente, han llegado al extremo de poner en la mesa tanto el doloroso asesinato del defensor Andrés Escobar y la toma del Palacio de Justicia.
La discusión, a través de Twitter es una reedición, de un cruce de trinos entre ambos personajes que se hicieron hace unos días en las que salieron a flote ingredientes descalificadores como ignorancia y racismo.
En esta ocasión, sin embargo, entraron dos elementos adicionales: La muerte de Andrés Escobar, una de las páginas más tristes en la violencia en el país; y la toma del Palacio de Justicia, el asalto armado que acabó con la vida de un centenar de personas, entre ellos los integrantes de una de las cortes supremas de justicia más calificadas intelectualmente.
Petro insinuó que Asprilla se decantó por un ideario político que tiene vínculos con quienes mataron a tiros al jugador del Atlético Nacional y de la Selección Colombia.
Asprilla acusó el golpe y ripostó recordando la toma a sangre y fuego del Palacio de Justicia, en 1985, por parte de la guerrilla del M-19, un movimiento en el que entonces militaba Petro.
Petro, sin embargo, ha alegado en su defensa, que no tuvo ninguna participación en ese hecho en el corazón político del país, la Plaza de Bolívar de Bogotá.
Asprilla, por su parte, debió de haber sentido la agresión porque él era uno de los mejores amigos de Andrés Escobar. De hecho, hay una imagen icónica. Parece haber sido tomada en un velorio. Los dos futbolistas están sentados, cabizbajos; las manos de cada uno sostienen su respectivo mentón y en el ambiente gravita un sentimiento de aflicción que muestra la ausencia de fuerzas para levantarse.
Fue tomada el jueves 23 de junio de 1994 en Fullerton, California, tras la derrota de la selección ante Estados Unidos (2-1), resultado que supuso su eliminación de la Copa del Mundo. Episodio que se tuvo en cuenta en la investigación del crimen porque investigaciones apuntaban a qué había sido por apostadores que perdieron dinero por el autogol hecho por Escobar.
Hace poco precisamente se conmemoraron 25 años del asesinato del Andrés Escobar.
Fue el sábado 2 de julio de 1994 en Medellín. Humberto Muñoz Castro, un secuaz de Santiago Gallón Henao, le disparó una y otra vez. Hasta que vació el cargador de su pistola. Los testigos contarían que ellos se habían cruzado con el futbolista en el restaurante El Indio y que desde ese momento se habían dedicado a ofenderlo.
Gallón era un hombre temido porque meses atrás, su hermano, Luis Guillermo Gallón, había sido detenido por el delito de lavado de dólares, y las autoridades les seguían la pista por tráfico de narcóticos. Eran mencionados como los herederos del cartel de Medellín que hasta el año anterior había controlado con mano de hierro el capo Pablo Emilio Escobar Gaviria.
Los dos hechos han vuelto a cobrar vigencia en una discusión agria en la que cada una de las partes busca herir más a su interlocutor.
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