Las guarderías son el primer contacto educativo y social para muchos niños, estas guarderías ecológicas, aparte de ofrecer ventajas a los niños, también a los padres. En países escandinavos como Dinamarca o Finlandia son muy apreciados este tipo de centros educativos infantiles, de ahí que gocen de una gran popularidad.
Para estos centros de educación infantil no hay una norma o certificado con los requisitos para recibir la denominación de centro ecológico; pero lo directora pedagógica de Dreams (una escuela infantil ecológica de Logroño), Vanessa Villar Martínez, nos ayuda con los elementos que debería tener una guardería con criterios ambientales:
Instalaciones. Deberían utilizar materiales respetuosos con el medio ambiente y la salud de los niños, como pinturas basadas en agua o alfombras con fibras naturales. El edificio tendría que reducir al máximo el consumo en climatización, con un buen aislamiento térmico o una buena orientación que aproveche la máxima luz solar y ofrezca una buena ventilación. La energía debería provenir de fuentes renovables; y se deberían instalar sistemas de ahorro y aprovechamiento para el agua.
Alimentación. El centro debería tener cocina propia para preparar los menús y adaptarse a las necesidades de cada pequeño, donde se cocinarían alimentos de temporada, locales o de kilómetro cero y con certificación ecológica. La guardería también debería facilitar que las madres puedan dar leche materna a sus hijos, disponiendo de un espacio donde pudieran darles el pecho con tranquilidad y con horarios flexibles, y permitir la extracción y conservación de ésta para las tomas en horario de guardería.
Higiene y cosmética. Uso de pañales, toallitas y esponjas lavables para reducir la generación de residuos.Los baberos, batas y demás prendas deberían ser de materiales naturales y ecológicos, así como los productos de limpieza y aseo personal.
Tres erres. Una guardería ecológica tendría que minimizar el uso de materiales y la cantidad de residuos; utilizar productos de calidad para aprovecharlos al máximo; y gestionar de forma adecuada sus residuos para su aprovechamiento posterior.
Programas educativos ambientales. Los responsables del centro deberían priorizar actividades como talleres de reciclaje, cultivo de un huerto y manualidades con elementos naturales; salidas a la naturaleza; uso de juguetes con materiales naturales o reutilizables; charlas educativas para practicar en casa iniciativas ecológicas, etc.
En cuanto a los desafíos, el principal es buscar el equilibro para garantizar la viabilidad económica del centro.
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