En octubre del año pasado, a los 15, le contó primero a uno de sus hermanos, después a su mamá y a su papá, que era un chico trans. Su familia entró en shock. El tren de lo desconocido acaba de pasarles por encima. "Les hablé de la distancia entre el género que me habían asignado al nacer y mi autopercepción. Al principio, no entendían nada: fue un largo peregrinar. Pero me acompañaron desde el primer momento", recuerda Martín. Y agrega: "Fue una liberación: no quería mentir ni esconderme más. Sentía mucha angustia, que no era sincero con mi familia, que no les estaba contando las cosas que me pasaban: siempre tuvimos una muy buena relación y me ponía mal fingir que estaba bien cuando no lo estaba".
Las primeras noches que le siguieron a la noticia, su mamá se las pasó sin dormir, buscando información en internet, llorando, llena de culpas. Por qué no se había dado cuenta antes. Cómo había podido dejar a su hijo sufrir. Qué tenía que hacer para acompañarlo. "Fue una experiencia muy distinta la que viví con ella y con mi papá. Con mi mamá, nos sentábamos a hablar más seriamente. Con mi papá, se daba más natural: los dos somos fanáticos de Atlético de Tucumán y cada vez que íbamos a la cancha hablábamos de eso. Algunas veces llorisqueábamos o nos abrazábamos, me preguntaba cómo estaba, cómo me sentía. Con los dos se dio de la mejor forma posible, pero el luto está", dice Martín.
El luto de la hija que pensaban que tenían. El nacimiento de Martín. "Yo tengo la idea de que el cambio no es solo tuyo sino de tu entorno. A pesar de que vos digas: 'Soy Martín', que te traten así lleva tiempo, y cuando lo logras es relindo. En mi casa, de a poco, fue desapareciendo el Lulú y el Sofi. De forma natural, lo fueron cambiando por el Tincho", cuenta. "Mi familia más lejana se lo tomó con normalidad. Muchos estaban felices porque se preguntaban por qué era así: era la pregunta del millón y ahora tenían la respuesta".
La doctora Fabiana Reina, lo orientó para hacer el cambio de DNI y comenzó un tratamiento hormonal. En la escuela -la de Bellas Artes y Artes Decorativas e Industriales Atilio Terragni, que depende de la Universidad Nacional de Tucumán- fue el primer caso. El que abrió la puerta para que otras identidades pudieran salir a la luz, expresarse. Primero un compañero del mismo año, pero otro curso. Después, más chicos y chicas trans que se acercaron a Martín para pedirle consejos: cómo contarles a sus familias, cómo hacer el cambio de DNI, qué decir en la escuela.
Las autoridades de la institución -que se convertirían en un apoyo clave para Martín- al principio desconocían los detalles de la ley de identidad género. Pero decidieron capacitarse.
El cambio de DNI fue clave. Oficialmente y por primera vez en los papeles, era Martín Stefano Caponio. Sexo: masculino. "Sentí que nací de nuevo, con un nombre y trato que siempre soñé. Tenía una vida nueva, aunque con muchos inconvenientes, palos en la rueda y contratiempos. Pero a pesar de todo, había logrado una gran conquista personal y colectiva: ser Martín", dice el chico. "Antes me pasaba -continúa- que iba al dentista y me llamaban por mi nombre anterior y era incómodo. Ahora siento un alivio".
¿Cómo fue la elección de su nombre autopercibido? "Al principio también me gustaba Gonzalo y Alex. Un día, conversando con mis amigos me dijeron que tenía cara de Martín, y era verdad. El segundo nombre lo eligieron mis papás. Una de las ventajas de ser trans es que uno puede elegir el nombre que le gusta, pero yo quería que ellos también se sintieran parte del cambio", describe.
Se considera un pibe con suerte. Sabe que su realidad es muy distinta a la de muchos chicos y chicas trans. "Tuve la suerte de crecer en un ambiente muy abierto y nunca tuve problemas, pero conozco historias que los corrieron de sus casas, de los colegios, que no les querían cambiar los papeles. Ni hablar de las generaciones más grandes, que vivieron una realidad completamente distinta", advierte el adolescente.
Cuenta que le gustaría estudiar ciencias políticas para representar a su colectivo, atravesado por una vulneración histórica de derechos: desde la dificultad de acceder a un trabajo digno, a otros fundamentales como la salud y la educación. Hace dos semanas, Martín participó de la quinta edición del Parlamento Federal Juvenil, organizado por el Inadi: el desafío fue que 72 jóvenes de todo el país se convirtiesen en "diputados y diputadas" por un día y tratasen un proyecto sobre discriminación.
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