La I República

Los girondinos concedieron derechos políticos y libertad económica a la burguesía, pero no al resto de las clases populares que eran los sans-culottes. Esto generó mucho descontento, además, sumado a la guerra, de produjo un nuevo estallido revolucionario en agosto de 1792, en el que el pueblo de París asaltó el palacio real de las Tullerías. Los jacobinos, el sector más radical, tomaron el poder y quitaron la monarquía y proclamó la República.

De 1792 a 1795 la nueva asamblea, la llamada Convención Nacional, redactó una nueva Constitución que introducía el sufragio universal masculino. Promovió leyes sociales como el control de precios y el seguro para los pobres, formó un ejército nacional más profesional y disciplinado para combatir intervenciones de monarquías extranjeras. El gobierno estaba dirigido por Robespierre y también persiguió a los contrarrevolucionarios. Para ello creó el Comité de Salud Pública, que instituyó tribunales revolucionarios que castigaban con prisión o muerte a aquellos sospechosos de actuar contra la Revolución. Con esto, se inició la época del Terror, que desembocó en una dictadura.

A finales de 1794, la burguesía conservadora que estaba atemorizada ante los excesos y la radicalización de los jacobolinos, volvió a tomar el control de la Revolución, dando el golpe de Estado conocido como Termidor. Un año después, se aprobó  otra constitución más moderada y se reinstauró el sufragio censitario.  El gobierno pasó a manos de un directorio, compuesto por cinco miembros.