Según la Organización Mundial de la Salud, la escasez de agua afecta a 4 de cada 10 personas en todo el planeta. Miles mueren cada año a causa de enfermedades generadas por el consumo de agua no potable o por alimentos contaminados, dado que el 18% de la población no tiene acceso a una red de saneamiento. Sin embargo, organizaciones como Cruz Roja favorecen que más de 500.000 personas se beneficien de sus proyectos de agua y UNICEF distribuye más de tres millones de litros de agua en algunos campos de refugiados. Este artículo aporta datos sobre la escasez del agua en el mundo y aborda la labor de algunas ONG para distribuir el agua potable a las poblaciones más vulnerables.
Los efectos del cambio climático y la gestión de los recursos hídricos son las principales causas de la escasez de agua en el mundo. Si a esto se le suma la contaminación que sufren numerosas corrientes de aguas, como mares, ríos o lagos, estamos ante una catástrofe natural que se avecina poco a poco.
De toda el agua presente en el planeta, muy poca es para el consumo humano. Un 90% es agua salada, un 2% está en los polos y tan solo un 1% es dulce y apta para beber. En cambio, alrededor de 20-25 litros de agua al día es lo que precisa cada ser humano para asegurar sus necesidades básicas, beber, cocinar e higiene.
En los países pobres el agua desperdiciada se estanca y es la causa principal de contaminación que se convierte en foco de enfermedades. Además, ante la falta de agua potable, las poblaciones más desfavorecidas se ven obligadas a usar agua llena de bacterias tanto para lavarse, comer, beber y limpiar sus casas, lo que es muy perjudicial para su salud. Más de 2.000 millones de personas en todo el mundo viven sin acceso a una red de saneamiento, es decir, un 18% de la población mundial. Y, según datos de UNICEF, cerca de 1.000 niños mueren todos los días a causa de enfermedades asociadas con la falta de agua potable, saneamiento deficiente o malas prácticas de higiene.
Según Naciones Unidas, en el año 2050 la falta de agua afectará a 7.000 millones de personas. Pero hoy en día, miles mueren cada año en África, la mayoría menores de edad, por la malaria, la malnutrición o la diarrea.
Es evidente que hace falta un gran esfuerzo económico y político para conseguir que todos tengan acceso al agua potable. Y es que, en algunos casos, el 45% de esas muertes infantiles por diarrea se evitarían con solo lavarse las manos con agua y jabón. Con la mejora de abastecimiento de agua, la higiene, los servicios de saneamiento y una gestión adecuada de los recursos hídricos, se disminuirían en un 10% las enfermedades de todo el mundo.
Como ciudadano basta poner conciencia y saber que cinco minutos en la ducha equivalen a 100 litros de agua, mientras que 20 son los litros diarios que garantizan la supervivencia de una persona. No hay que olvidar que muchas malviven con apenas cinco litros al día.
ESTHER CAMUÑAS
Gomez Serrano Juan Carlos