Porto

El pasado domingo 20 de octubre de 2019 dos portugueses y siete colombianos, cinco adultos y dos jóvenes estudiantes de secundaria, despiertan en Ponte de Lima con la posiblidad de recorrer el mercado a la orilla del Río, desde donde se admira al otro del puente la iglesia. Las hojas bañadas de otoño caen por la alameda y el colorido se apodera de los ándenes, invitando al sol a iluminar las imágenes que llevarán a su tierra los recuerdos visuales de tan hermoso paisaje. 

Este amanecer es el preámbulo de un día que recorre las calles de Porto y sus grandes maravillas. El primer destino fue la librería Lello, aquella que inspirara años atrás a la autora británica J. K. Rowling, en la creación de los escenarios en los que Harry Potter viviría sus aventuras con la hechicería. El siguiente destino el mirador en la Torre de los Clérigos, que ofrece una vista maravillosa de la ciudad y el río, haciendo olvidar el cansancio que producen más de doscientos escalones. 

Desde ahí la invitación del paisaje latente era la llegada al Rio Duero y su malecón, recorrido acompañado de latas de sardinas grabadas con el año que decida tus evocaciones, de variedad en artículos hechos en corcho con la versatilidad propia del artesano, de calles adornadas por los azulejos propios de las fachadas y un poco más arriba cargadas de color al vaivén de la ropa que se descuelga por las cuerdas que se tejen entre balcones y ventanas.

La majestuosidad del Río Duero se complementa con los artistas que encantan sus alrededores, con el puente que imponente lo cruza y con la presencia varonil del cuerpo de bomberos que dibujó las sonrisas en las damas del grupo, por la sensación de seguridad y confianza que les inspiraron. Preámbulo perfecto para sentarse a compartir entre portos y caipiriñas la cena mientras la conversación acompaña la caída de la tarde.